Laurent Mourguet inventó a Guiñol, el títere francés, a finales del año 1808 en Lyon. Dio a este títere de guante el traje de “canut”, obrero tejedor de seda, en aquella época un símbolo muy fuerte para el pueblo de Lyon, ciudad en la que esta actividad acababa de parar definitivamente. Guiñol se vestía de un traje marrón con botones dorados, llevaba en la cabeza un sombrero cuadrado, con su pelo recogido en una trenza detrás de la cabeza, tenía un aire fino y distinguido, perfecto para el obrero de una industria de lujo. Al comienzo, actuaba al lado de Polichinela en la commedia dell’arte, y Mourguet, con una inspiración satírica, elaboraba la trama de obras. “¡Es guiñolizante!” (“C’est guignolant!” en francés), es una expresión cogida del argot de los tejedores para decir “¡Qué gracia!”. Esta expresión le dio su nombre y su fama con lo que Polichinela desapareció. De origen obrero, Guiñol tiene todos sus talentos y todas sus malas costumbres: crédulo porque es ignorante, confiado porque actúa de buena fe; si tiende a ser goloso, es porque ayunó demasiadas veces; a veces violento, pero nunca es asesino, solo “recogió” el bastón que en principio pertenecía a Polichinela. Pronto, Mourguet le dio una esposa, Madelon, astuta pero desabrida por las circunstancias de la vida. Unos años antes de Guiñol, Mourguet había creado al personaje que se convirtió en su confidente, Gnafron, el zapatero un poco borracho, con la cara roja y la barba azul.

Los espectáculos se hacían en las cafeterías y divertían a un público popular. Guiñol hacía de gaceta: comentaba los acontecimientos diarios de la cuidad o del barrio. Apareció también en los misterios navideños, con los reyes magos, pidiendo a Jesús que protegiera a los pobres tejedores y que limpiara Lyon de sus nieblas húmedas. El estilo provocó vocaciones y se crearon compañías en todos los barrios de Lyon. Actuaban en cabarés, cafeterías o en la calle. Los titiriteros se fueron también hacia Saint-Étienne, Roanne, Montbrison, Rive-de-Gier y París. Guiñol se adaptó a cada lugar en el que actuó. Adoptó los trajes y la forma de hablar de cada nueva región. En París, era el mozo parisino típico, irrespetuoso, astuto y práctico. Le llamaron Guillaume (Guillermo) o Guignolet (Guiñolito) cuando lo hacía su padre. En este repertorio, los personajes más simpáticos no son los más recomendables y cuando pelean, en general son los representantes de la autoridad los que reciben los golpes. La policía del segundo Imperio francés prohibió improvisar a Guiñol y obligó a los artistas a entregar sus textos a las autoridades: este modo de censura fue eficaz para luchar contra un género basado en la improvisación, sin texto escrito. Guiñol perdió poco a poco su mordacidad y el público perdió su interés, también por otras razones (aumento de la alfabetización, libertad de la prensa). A partir de 1878, en Lyon, bajo la batuta de Rousset, Guiñol se convirtió en un personaje educado y empezó a parodiar los éxitos cómicos o líricos. En 1908, en su teatro del muelle Saint-Antoine, en Lyon, los hermanos Neichthauser aprovecharon con brío la celebración del centenario de Guiñol, para devolverle su carácter impertinente y franco y a la vez diversificar su repertorio. Hasta los años 1950, llamó la atención y fidelizó a intelectuales, artistas y políticos dentro de su público. A principio de los años 1970, tras el fallecimiento de sus nuevos padres y tras su mudanza a otra sala, Guiñol volvió a caer en desgracia. Renació en Lyon, unos años más tarde, gracias al Teatro del Petit Bouif (Jean Brunel, llamado Jean-Guy Mourguet, nacido en 1929) que inventó nuevas obras, modernizó Guiñol a su época y le devolvió su papel de gaceta local: Vade metro Satolas (construcción del metro y del aeropuerto de Lyon), L’Épouvantable nuit de l’infortunée baronne Ecologia de Creys-Malville (“La Espantosa noche de la desgraciada Barona Ecología de Creys-Malville” para la construcción de la central nuclear), Marionnettes sur le trottoir (“Títeres en la calle” para la restructuración de Lyon que amenazaba la compañía de ser explusada). Los problemas de Guiñol con la autoridad volvieron a empezar en 1981 con La Marianne à pompons (“La Marianne con pompones”), la compañía fue en parte censurada por el ayuntamiento de Paris por haber escenificado una Marianne “socialista” peleando con Chiracula (caricatura del alcalde Jacques Chirac visto de vampiro). Guiñol sigue siendo un personaje que atrae a los directores de teatro, como Marcel Maréchal. En 1975, cuando se marchaba de Lyon, creo Une anémone pour Guiñol (“Una anémona para guiñol”) con la colaboración artística y técnica de Paul Fournel. Hoy en día, se siguen dando espectáculos contemporáneos de Guiñol de forma original, como en Lyon (Compañía Zonzons) y en Puy (Teatro Chignolo).
(Véase Francia.)

Bibliografía

  • Fournel, Paul. Histoire véritable de Guignol. Lyon: Federop, 1975; reimp. Genève: Slatkine, 1981.
  • Fournel, Paul, ed. Les Marionnettes. Paris: Bordas, 1982; repr. 1985 y 1995.