Director ruso. Valeri Volkhovski, diplomado universitario, trabajó como aprendiz de actor en el Teatro de Títeres de Crimea, y entre 1960 y 1964 estudió en la sección Títeres del Instituto de teatro, música y cine de Leningrado con Mikhaïl Korolev. En 1966, tras haber trabajado casi dos años en varios teatros de títeres, Valeri Volkhovski debutó en la dirección. Al mismo tiempo seguía sus estudios y logró en 1970 el título de la Corte superior de producción (sección títeres) en Moscú dirigidos por Sergueï Obraztsov y animados por Leonora Chpet.

En 1977, se fue a Tcheliabinsk, en los montes Urales, donde creó La Alondra de paja (1977) en el estilo de los rituales eslavos paganos, La evitable ascensión de Arturo Ui (1982) de Bertolt Brecht, Las almas muertas (1983) de Nikolaï Gogol y El ruiseñor y el emperador (1986) de Vladimir Sinakevitch. Su estética era minimalista: títeres “espantapájaros” (de paja y trapos) manipulados a la vista en un escenario vacío, salmodias barbaries, acción dura y espectacular, máscaras “asiáticas”, todo esto era inhabitual en los años 1970. Hacía falta el apoyo de la censura central antes de que las autoridades culturales locales se dejasen seducir. Estos espectáculos generaron su fama posterior. En 1985, recibió el gran premio del festival de Pécs (Hungría) para Las almas muertas y en la Rusia soviética, el premio nacional Constantin-Stanislavski.

La evitable ascensión de Arturo Ui es sin duda el culmen del arte de Valeri Volkhovski. Una corriente de locura carnavalesca pasaba por el escenario, donde se oían acentos tanto trágicos como grotescos y crudos, subrayados visualmente por la escenografía de Elena Loutsenko y por el juego desenfrenado de los actores. De esta manera se empezó a hablar del “teatro de Volkhovski”.

En 1987, Volkhovski se instaló en Vorónezh con un equipo de actores de primera fila, como V. Golovanov (actor principal de Arturo Ui). Sus mayores éxitos fueron El Chico del lago (1988) según una novela del búlgaro Pavel Vejinov y El Abrigo (2001) de Nikolaï Gogol. Sin embargo, el gran periodo de las experiencias había acabado, y Volkhovski vivió artísticamente, sobre sus conocimientos adquiridos en Tcheliabinsk. Estuvo de gira, participó en festivales en Rusia, Bulgaria, Alemania, Polonia, Francia, Checoslovaquia y en Suiza.

Entre 1995 y 2002, Volkhovski fue presidente del Centro Unima-Rusia.

Su aportación al teatro de títeres ruso es una “inquietud” creativa y un cierto sentido de la modernidad.

Bibliografía

  • Jurkowski, Henryk, A History of European Puppetry, vol. 2. The Twentieth Century [Una historia del títere europeo. 2. El Siglo XX], Nueva York, The Edwin Mellen Press, 1996.
  • Smirnova, N. I., Iskousstvo igraïoustchikh koukol [El Arte de jugar con los títeres], Moscú, Iskousstvo, 1983, p. 250-252 (en ruso).