La República de Burundi, en la región de los Grandes Lagos de África Oriental, tiene una población de pueblos Twa/pigmeo, tutsi y hutu. Su territorio estuvo bajo la influencia colonial alemana y belga, y la pobreza y la guerra han formado parte de la historia de este país desde su independencia en 1962. La población tiene una mayoría cristiana, seguida de la animista y la islámica. Las divisiones étnicas, las luchas genocidas, y el VIH/SIDA han impactado y limitado su desarrollo y ha provocado la emigración.

Hay poca información sobre los títeres tradicionales en Burundi, pero se pueden encontrar figuras articuladas, títeres de pie, y figuras de juguete, así como títeres contemporáneos.

Conocemos los muñecos esculpidos en madera, algunos policromos, con trajes tradicionales y peinados característicos, que representan personajes habituales (curandero, guerrero, brujo, tamborilero). Algunos son articulados y tienen la cabeza y la pelvis móviles, animados por un sistema externo de cordeles. Otros están hechos de varias partes que se encajan. Como la interpretación de esos muñecos no está descrita, ignoramos su manipulación precisa y la extensión de su repertorio.

Los burundeses conocen los títeres emparejados, hombre y mujer que danzan y simulan hacer el amor atravesados por un cordel, que son animados con la ayuda de los dedos de los pies (ver ritos y pie, títeres de). Juguetes populares de chicos hasta la década de 1960, que también formaban parte de espectáculos ofrecidos en fiestas familiares, por ejemplo en bodas. Los titiriteros, adultos, podían venir de muy lejos (de Uganda o de la República Democrática del Congo, algunos de origen pigmeo).

Del mismo modo, en el entorno rural, los jóvenes practican un teatro en estado latente que se inspira en su vida en los campos. Modelan animales de arcilla y los animan sobre el suelo. Las estatuillas se empujan o se desplazan con la mano y no son articuladas. Esta interpretación está acompañada por cantos y sonidos que imitan a los de los animales.

En cambio, disponemos de una documentación más abundante sobre el teatro de títeres contemporáneo.

La compañía de La Savane fue creada en 1985 en Bujumbura por alumnos de enseñanza secundaria bajo la dirección del belga André Schils, nacido en Lubumbashi (República Democrática del Congo) e instalado en Burundi, en la International High School, desde 1975. Utilizaba marotes de boca articulada, títeres de varillas, à tringle y de hilo construidos con materiales naturales (madera, cauris, rafia, plumas) e influidos en ocasiones por las máscaras de África Central. Desde el principio, este teatro trabajó para la Radio-Televisión de Burundi (RTNB), donde presentaba espectáculos para niños inspirados en cuentos tradicionales como el de Bakamé, el conejo astuto, héroe popular. En 1988, La Savane actuaba cada domingo en el Centro Cultural Francés de Bujumbura; la compañía efectuaba algunos desplazamientos a escuelas de la ciudad.

Otra iniciativa de André Schils fue la creación, en 1987, del teatro Les Palmiers con el joven titiritero zaireño Musafiri Kiza Wa Tchizala (del que se decía que tenía un talento asombroso y que, antes de su muerte prematura en 1993, pidió ser enterrado con su primer títere). Los títeres, de guante, de varillas, à tringle o de hilo, estaban hechos con materiales locales. El teatrino era de tela con un armazón metálico. El repertorio utilizaba los cuentos y las leyendas del país. Ese teatro amplió rápidamente su campo de acción a escuelas y al campo y trabajó para UNHCR (ACNUR), FAO y Unicef-Burundi. Integrados en actividades humanitarias, Les Palmiers emprendieron una acción de prevención sobre la higiene, el sida, la escolarización y los derechos del niño. Tras el golpe de estado de octubre de 1993 y las masacres que le siguieron, el teatro puso en marcha una experiencia titulada “Gira amahoro!” (“¡Ay, la paz!”), con la que tres titiriteros recorrieron los campos de desplazados e invitaban, a través de sus espectáculos, a los niños traumatizados por la violencia a abandonar el odio entre hutus y tutsis, que existía como raíz del genocidio. Existen y funcionan en Burundi otras iniciativas asociativas basadas en títeres de carácter educativo, a menudo para ayudar a la planificación familiar.

También hay que recalcar el trabajo del director Joseph Bitamba, que anima desde 1986 una compañía de títeres en el seno de la sección de juventud de la Radio-Televisión Nacional de Burundi con varias horas de emisiones a la semana. Parte de la realización se deja en manos de los niños bajo la forma de talleres creativos para que inventen los personajes, la historia, los decorados y el sonido. También incluyen relatos y héroes tradicionales.

Hoy en día, el teatro de títeres de Burundi se define como un teatro de ejecución contemporánea con intención socio-educativa.

Bibliografía

  • Bitamba, Joseph. Letters to Olenka Darkowska-Nidzgorski [Cartas a Olenka Darkowska-Nidzgorski] (inéditas, en francés).
  • Dagan, Esther A. African Dolls for Play and Magic [Muñecos africanos para representaciones y magia]. Montréal: Galerie Amrad African Arts, 1990.
  • Darkowska-Nidzgorski, Olenka y Denis Nidzgorski. Marionnettes et masques au cœur du théâtre africain [Títeres y máscaras en el corazón del teatro africano]. Saint-Maur: Institut international de la marionnette/Éditions Sépia, 1998.
  • Pizzuti, Nadia. “Les malheurs d’une marionnette illustrent la difficulté d’être parents” [Las desgracias de un títere ilustran la dificultad de ser padres]. Ceres. Nos. 10-11, novembre-décembre 1991.
  • Schils, André. Documentos privados (en francés, inéditos).
  • “Troupe de la Savane ou un théâtre de marionnettes au Burundi, La” [La compañía de La Savane o un teatro de títeres en Burundi]. Unima-informations. Nos. 61-62 (Especial L’Afrique noire en marionnettes), 1988.