Compañía de teatro de títeres japonesa. Awaji, pequeña isla del mar Interior, cerca de las ciudades de Kôbe y Osaka, es desde un punto de vista histórico, uno de los lugares de élite del teatro de títeres japonés. Los especialistas discrepan un poco en lo que refiere a los orígenes. Sin embargo, de forma más general, se piensa que fueron músicos miembros de grandes centros religiosos como aquel de Shitennô, en Osaka, especialistas en bailes rituales cortesanos del bugaku, que probablemente se instalaron en Awaji durante la época Kamakura (1135-1333). Posiblemente, adaptaron a sus necesidades los títeres tradicionales del lugar. Además, existían vínculos muy fuertes que unían a los titiriteros de la isla con los del santuario de Settsu Nishinomiya, entre Osaka y Kobe, centro de culto de Ebisu (inicialmente, Ebisu era el protector de los pescadores, y más tarde se asoció con la prosperidad comercial).

Los títeres de Awaji se usaban durante unas ceremonias en la que llamaban a los dioses para pedir la protección de los pescadores y asegurar una pesca abundante. Según documentos conservados por la familia Hikita de titiriteros, se dice que sus antepasados fueron al Palacio y realizan los títeres en 1570. La popularidad de estos espectáculos se expandió y, en su momento de mayor éxito, a principios del siglo XVIII, unas cuarenta compañías, agrupando a unas mil personas, giraban con sus títeres, dando a conocer su arte en todas las provincias. Hasta la Segunda Guerra mundial, estas prácticas seguían siendo parte de la vida cotidiana de los habitantes de la isla y los titiriteros pasaban de pueblo en pueblo, de casa en casa, para hacer bailar los títeres de las divinidades fetiches. Actuaban, también, en festivales locales, en los santuarios, en las playas o en cualquier otro sitio.

A diferencia del bunkaru clásico, representado en sala, los espectáculos de Awaji se daban en general al aire, en condiciones que favorecían una gestualidad exagerada así como el uso de títeres de tamaño grande. Este estilo brillante se adecua bastante bien a las obras históricas jidaimono que constituyen la mayor parte del repertorio, en particular aquellas que ofrecen escenas de transformación rápida, de metamorfosis y de cambio a la vista. No obstante, este teatro conserva las huellas del ritual sintoísta para traer la paz y la prosperidad al país y larga vida a su pueblo, sobre todo con los bailes sagrados de Ebisu y de los Tres Viejos –Okina (máscara blanca), Senzai (con mil años, pero de apariencia juvenil) y Sanbaso (máscara negra). Técnicamente, el estilo de Awaji es muy cercano al bunraku con sus títeres para tres titiriteros y su recitativo acompañado por el shamisen (laúd con tres cuerdas), aunque el koto (cítara con trece cuerdas) y el tambor taiko sean más a menudo utilizados. Cabe señalar la participación importante de las artistas-mujeres, entre otras de solitas y músicas extraordinarias, que dieron una atracción más a aquellos espectáculos. En 1964, la fundación del Teatro de títeres de Awaji permitió formar un grupo estable, que disponía de una base fija, y podía por lo tanto asegurar el futuro del teatro. Esta compañía guarda los títeres y accesorios de la de Yoshida Denjiro, un famoso titiritero de mediados del siglo XVIII. Se compone actualmente por diez hombres y ocho mujeres, entre las cuales Tsurusawa Tomoji, una música de shamisen que recibió los honores oficiales más altos. Además de sus espectáculos diarios, presentados en su sala de Awaji, la compañía contribuye a la difusión de su arte gracias a giras en Japón y en el extranjero, así como a través de demostraciones en las escuelas y otras actividades pedagógicas.
(Véase Japón.)