Centro de documentación de títeres inaugurado oficialmente en Bilbao, en 1.987, aunque sus orígenes se remontan a cinco años antes con el I Festival Internacional de Títeres. Desde entonces se configura como una institución cuyo objetivo primordial es el de elevar el universo de la marioneta al lugar que le corresponde, dentro de las artes escénicas en particular, y, de la cultura en general; Igualmente, surge como núcleo de estudio y profundización y, como nexo entre diferentes ámbitos: compañías, organismos públicos y privados, artesanos, programadores, investigadores… Todo ello sin olvidar su importante papel en el mantenimiento de la memoria histórica y de las tradiciones.

Para la consecución de todo lo señalado, el Centro ha realizado publicaciones, coloquios, mesas redondas, exposiciones y demás actividades en torno a los más dispares enfoques del tema. El trabajo editorial pretende realizar, mediante las guías y anuarios, una función de conexión interdisciplinar en un intento de aumentar las posibilidades de relación y cooperación entre las compañías, organismos públicos y entidades culturales privadas, artesanos, autores, programadores y estudiosos de la materia, creando unas mayores vías de contacto. El Centro cuenta con un fondo para todo ello de registros de 3.000 compañías nacionales e internacionales, biblioteca con más de 4.000 volúmenes, una hemeroteca con 148 colecciones de revistas, más de 5.000 fotografías, videoteca con más de 1.000 registros, más de 3.000 carteles y numerosa documentación a disposición de los usuarios.

En la actualidad, la incorporación del lenguaje informático propicia, no sólo el servicio inmediato de datos o la mayor eficacia en la ayuda a los investigadores, sino también el intercambio abierto entre instituciones de todo el mundo.

Los campos que abarca el CDTB son ilimitados: Desde investigaciones en el cambio del lenguaje publicitario (a través de sus carteles), apoyo a autores literarios, compañías, artesanos… (mediante los directorios permanentemente actualizados), ayuda a los programadores o contribuciones a la recuperación histórica o antropológica, hasta la función didáctica (por medio de talleres o cursos especializados al profesorado), la ocupación de un ocio productivo, o el tratamiento de discapacidades utilizando la marioneta como instrumento terapéutico.