En un personaje del Mahâbhârata, figura esencial del teatro indio. Draupadî, también llamada Panchali (en el Tamil Nadu), princesa de un reino del bosque, la mujer de cinco hermanos Pandava. Representa a ciertas comunidades de India que practican la poliandria. Ubicado en un nudo de la trama de la epopeya, es el último número de un juego amañado de dados. Se resiste a una violación colectiva de los Kaurava invocando a Krishna y Krishna la protege bajo la siguiente promesa: Dushasana, el Kaurava que se atreva a poner una mano sobre ella, perecerá con los intestinos desgarrados y arrancados por uno de sus cónyuges, y ella lavará su pelo en su propia sangre. Krishna lo hace y sus asaltantes no pueden quitarle su sari, ya que éste no deja de crecer. En algunas regiones de India, sus devotos la idolatran y le rinden culto.
Los teatros de sombras hacen de Draupadi una bella y gran figura de primera importancia, con la cara siempre de perfil, igual a los dioses en cuanto a su altura, y cuidan especialmente el color y la perforación de sus adornos. En el tolu bommalata, tiene articulaciones en el cuello, los hombros, los codos, los puños y, a menudo, en el talle, ya que suele bailar a pesar de los acontecimientos trágicos de su vida. La larga trenza que baja por su espalda tiene dos o tres articulaciones.
Los titiriteros de teatros de sombras que representan episodios de las dos epopeyas, episodios en los que el número de títeres es limitado, utilizan, a veces, el títere de Draupadi para representar a Sita, la mujer de Rama en el Ramayana, la princesa de “tez brillante como el oro fino”. En este caso, el títere, sentado bajo un árbol del abundante follaje, tan solo puede mover el brazo y la mano gracias a una articulación del hombro y del puño cono en el tolu bomalata.