Fue una dinastía de titiriteros japoneses fundada por Takeda Izumo I ( ?-1747). Fue escritor y hombre de teatro, y fue uno de los reformadores del ningyo-jôruri (véase bunraku). Este descendiente de titiriteros se unió a la compañía de Takemoto-za, la que pasó a dirigir tras la muerte de Gidayû (véase Takemoto Gidayû); a él le debemos numerosas innovaciones, en particular la de poner cantante y músico a la vista del público, y la de dejar que la parte alta del cuerpo de los manipuladores se vea. Trabajó el perfeccionamiento técnico de los títeres, elaborando decorados y trajes, adoptó la manipulación de tres personas desarrollada por Yoshida Bunzaburô, y apoyándose en estos elementos, creó grandes espectáculos. Por otro lado, este discípulo de Chikamatsu Monzaemon redactó varios libretos, los primeros, como Ôtô no miya: Asahi no yoroi (El príncipe de la gran pagoda: armadura en el sol naciente, 1723), bajo la directa supervisión del maestro. Su obra completa consiste en once obras, a las que hay que añadir su participación en la redacción de una docena de libretos muy conocidos, además de muchas selecciones de poemas.
Su hijo, Takeda Izumo II (1691-1756), se hizo cargo de la dirección de Takemoto-za cuando su padre falleció, y dirigió la compañía durante la edad de oro del ningyô-jôruri, hasta el comienzo de la década de 1750. Formalizó el sistema de múltiple autoría, e impulsó la complejidad y la duración de las obras, obras llenas de intrigas y enredos. Como dramaturgo, interpretó un rol muy importante en la composición de tres grandes dramas históricas del repertorio: Sugawara Denjû tenarai kagami (Modelo de caligrafía, la tradición secreta de Sugawara), Yoshitsune senbonzakura (Yoshitsune de los mil cerezos) y Kanadehon Chûshingura (El tesoro de los fieles vasallos).
Su hijo, Takeda Izumo III, se hizo con la dirección de Takemoto-za y colaboró en la escritura de una media docena de obras. Fue bajo su mandato cuando la sala entró en declive y finalmente cerró definitivamente en 1792.