Titiritero italiano. Conocemos la actividad de Ghetanaccio sobre todo gracias a testimonios contemporáneos y a referencias iconográficas; entre otras las del pintor, grabador y escultor Bartolomeo Pinelli (1781-1835). Era un actor nómada que pasaba por toda Roma con su casotto, un teatro de títeres desmontable que llevaba siempre con él y que podía montar en cualquier lugar para dar sus espectáculos.
Ghetanaccio trabajaba solo, conseguía dar vida simultáneamente a varios títeres con voces múltiples. La criatura que se parecía mejor a su carácter independiente e impertinente, era Rugantino, una “mascara” de su invención, aunque se parezca claramente a los capitanes fanfarrones de la commedia dell’arte. Rugantino correspondía al carácter de las capas populares romanas: no toleraba la autoridad, siempre dispuesto para pelear, pero incapaz de actuar cuando se necesitaba de una valentía real. El nombre de Rugantino deriva de ruganza, “arrogancia”, y el personaje se ha convertido en un sinónimo del romano directo y jactancioso (vantone). El poeta Giuseppe Gioacchino Belli (1791-1863), que describió en sus sonetos un fresco de la Roma papal, evocó a Rugantino y sus fanfarronadas.
Vestido de gendarme, con pantalones, chaleco, frac rojo a la francesa, zapatos con lazos y sombrero, era una caricatura del policía papal; cuando más tarde vistió ropa de civil, pasó del estatus de títere al estatus de actor: uno de los pocos casos en el que la máscara creó un personaje de actor vivo y no al revés. Bajo forma humana, famosos actores italianos interpretaron a Rugantino.
Pulcinella fue uno de los otros personajes favorito de Ghetanaccio; un precioso ejemplar se conserva en la colección de Maria Signorelli. Ghetanaccio le hacía hablar gracias a la pivetta, pito empleado por los titiriteros napolitanos para hacer hablar a Pulcinella cuando no se expresaba en dialecto napolitano y que da una sonoridad silbante y gutural de su voz. Al lado de Pulcinella estaban todos sus hijos, los Pulcinelleti, atracción apreciada del pueblo romano.
Como Rugantino, Pulcinella no estaba dispuesto a someterse al poder, y por lo tanto, en la Roma papal, Ghetanaccio acababa a menudo en la cárcel. Ghetanaccio tuvo que abandonar su actividad tras la prohibición del papa Leon XII de sus espectáculos durante el año santo de 1825 y, frecuentemente, durante los años siguientes, por razones de moral religiosa. Murió pocos años después, pobre y olvidado.
Su personaje, Rugantino, le sobrevivió. Dio su nombre a periódicos, a revistas, a textos teatrales, entre ellos un guión para títeres de Giovanni Giraud, escritor y pensador, conservado en la Biblioteca Casanatense de Roma con el título Malvinuccia ossia la bambina di 4 anni supposta sposa del Signor Cassandro (Malvinuccia o la pequeña niña de cuatro años supuesta esposa del señor Cassandro, 1832) en la que uno de los personajes es Rugantino.
Bibliografía
- Bragaglia, Anton Giulio. Le maschere romane. Roma, 1947.
- Chiappini, Filippo. Il volgo di Roma. Roma: Loescher, 1890.
- McCormick, John; Alfonso Cipolla y Alessandro Napoli. The Italian Puppet Theater – A History. Jefferson (NC): McFarland & Co., 2010.
- Morelli, Marino. Fanfulla della domenica. 5 May 1895.
- Signorelli, Maria. Ghetanaccio. Padua: Amicucci, 1960.