Títere de manipulación generalmente equiplana. D’Alembert da la siguiente definición en la Enciclopedia: “Los monigotes (pantins) son pequeñas figuras pintadas de cartón que realizan pequeñas contorsiones para divertir a los niños gracias a unos pequeños hilos de los que se tira”. El monigote es un títere plano (a veces tiene volumen) articulado. Sus distintas partes se manipulan gracias a unos hilos. Todos los hilos se reagrupan y atan a un único hilo bajo el muñeco. Es posible que el monigote se pueda manejar con uno o varios hilos situados debajo o en un lateral. Para animarlo, se sujeta una empuñadura colocada en la parte superior y se tira del hilo para levantar las piernas y los brazos. El gusto por los títeres fue tal que, en 1747, surgió la moda de llevar un monigote siempre encima y a todas partes. Estos títeres representaban los distintos tipos de la comedia italiana y a menudo eran figuras muy libertinas que se vendían a 80 sueldos. Algunos alcanzaban precios desorbitados; por ejemplo, la duquesa de Chartres compró una figurilla pintada por Boucher por 1500 libras. D’Alembert escribió en sus Memorias: “En todos los lugares, en la calle, en los salones -donde se cuelgan de la chimenea-, en la corte, en los espectáculos, en los paseos, no solo se veía a niños y mujeres, sino también a ancianos, sacar el monigote de su bolsillo y hacerlo bailar de la manera más seria del mundo”. (Villiers, Jean, Il y a 230 ans (Hace 230 años), en Revue Unima. Nº 46, 1973).
El monigote tuvo mucho éxito en el s. XIX gracias a la imaginería popular (Pellerin en Épinal: Paillasse, Jocrisse et le père Cassandre, Pierrot et Colombine, Jocrisse et Cassandre, Danseurs Indiens (Paillasse, Jocrise y el padre Cassandre, Pierrot y Colombine, Jocrisse y Cassandre, Bailarines Indios), entre otros. Los distribuían vendedores ambulantes, que ofrecían xilografías coloreadas con plantillas de estarcir, para ser pegadas en un cartón, recortadas y montadas con “ grapas parisinas” y ponerles hilos. Las revistas de moda, los suplementos del Petit Journal o del Petit Français illustré solían representarlos a menudo. El monigote solía tener la imagen de Polichinela y, a veces, la de políticos a los que se ridiculizaba. El monigote se considera más bien un juguete, pero puede formar parte también de un espectáculo. Bien mirado, los títeres accionados por un teclado se parecen a los monigotes. Sus hilos están atados a unas palancas situadas alrededor de una empuñadura de manejo. De manera general, el monigote tiene tres peculiaridades: los hilos están atados cerca del eje de articulación para que el principio físico de la palanca pueda funcionar; las partes se mueven en un solo plano; finalmente, el manejo depende únicamente de un hilo que mueve todos los demás.
Existe un juguete muy conocido que se parece mucho al monigote: tiene forma de animal o de personaje y mide unos 5 centímetros. Está situado sobre una peana, cerrada por debajo con una pequeña placa de manipulación. Está fabricado con cuentas de madera unidas entre sí. Se utiliza un hilo para cada miembro y otro para el cuello y la cabeza. Se mantiene en tensión enganchado sobre la placa de manipulación gracias a un muelle en el interior del zócalo. Si se aprieta por debajo, sobre el perímetro de la placa, se destensan los hilos y el títere se debilita. Cuando la presión cesa, los hilos vuelven a tensarse y las cuentas vuelven a su posición inicial.

Títeres muy extendidos

Existen monigotes en muchas regiones del mundo, especialmente en Portugal y el noreste de Brasil, donde se les llama mané gostoso. En Arizona y Nuevo México se puede encontrar una versión hopi de los monigotes: están esculpidos en madera, pintados toscamente, constan de una pieza que forma el cuerpo y la cabeza, vaciada por su parte inferior, y tienen un orificio que va de una parte hasta la otra para atar las piernas con un cordel. Los brazos están articulados del mismo modo a la altura de los hombros. Un cordel doble atraviesa las manos a través de dos orificios. Está cruzado entre las manos y se endereza tirando del cordel en bucle para conseguir así la rotación del acróbata. También se sabe que los indios de América tienen máscaras de transformación que se abren como trípticos. Un ejemplo destacable de esta forma concreta de monigote es una escultura kwakiutl de madera policromada del s. XIX, procedente de la Columbia Británica (Canadá) que, cuando está cerrada, representa una figura protectora de pájaro y, una vez abierta, descubre una impresionante máscara de rostro humano maquillado, cuya anchura total es de 1,30 metros. Los Tsimshian, indios de Canadá, llevaban una máscara particular al alcanzar la jefatura. En la parte alta de la máscara se movían dos títeres con brazos articulados gracias a unos hilos, exactamente igual que los monigotes.
También existen en África algunos títeres parecidos a los monigotes. Este es el caso de algunas máscaras yoruba en madera tallada. La base tiene fibras vegetales para esconder al titiritero. En la bandeja superior se alojan tres personajes articulados vestidos con telas. El del centro parece ser prisionero de los otros dos. Un cordel atraviesa la bandeja y los títeres hasta el interior de la máscara mediante un conducto de madera situado en diagonal en un lateral. Al tirar y soltar del cordel alternativamente, se animan los monigotes, que tiran hacia la derecha y hacia la izquierda del personaje central. También hay máscaras de títeres bambara (se utilizan en los espectáculos ambulantes en Mali), de 1,40 metros de altura. Representan una cabeza de animal en madera tallada, pintada y decorada con telas. De la cabeza salen dos postes sobre los que se cuelgan cuatro personajes pintados, vestidos con telas y cuyos brazos y piernas están articulados y se mueven gracias a unos cordeles, exactamente igual que los monigotes. A veces, tan solo se maneja un elemento (el falo, la cabeza o la mandíbula), como ocurre con la máscara bambara con forma de cabeza de pájaro calao, de manipulación en elevación. La máscara se sujeta con una varilla y la parte inferior del pico se manipula con ayuda de un cordel.

Bibliografía

  • Malkin, Michael R. Traditional and folk puppets of the world, South Brunswick (Nueva York). A.S. Barnes: 1977.