En la República Centroafricana el teatro de títeres data de la época precolonial. Su origen sagrado aún está presente, sobre todo con motivo de ceremonias religiosas, familiares o sociales: culto, matrimonio, fiestas agrícolas, etc. Todavía hoy se hacen ofrendas y sacrificios a los dioses y a los genios protectores para que éstos bendigan los productos del campo, la caza y la pesca. Estas celebraciones, en otro tiempo de carácter orgiástico, se acompañan de grandes festejos populares en los que el baile, la música y el teatro ocupan un lugar importante.

Títeres tradicionales

Los Gbaya Boro-Zango, por ejemplo, creen en varias divinidades que sitúan en el origen de la vida. Gbako-Son (que representa la alianza de todos los seres sobrenaturales que ejercen una influencia común) es el dios de la creatividad, la inventiva y la maldad. Se le representa por estatuilla, cuya cabeza se simboliza por medio de un anillo y algunas plumas, y lleva dos amuletos alrededor del cuello. Actúa durante las grandes ceremonias de Mon-Enou, culto dedicado a los espíritus de los ancestros.

Gba-Zimi, dios de la agricultura, de la lluvia y de la farmacopea, es representado por dos objetos: el primero es una especie de espantapájaros situado sobre un encañizado (yawa) que se instala en cada esquina del campo y ante el que sus adeptos depositan los primeros frutos de sus cosechas; el segundo es una figurilla esculpida en madera sagrada, dotada de un largo pene articulado. Durante las dos ceremonias realizadas en honor de Gba-Zimi, guiado por diferentes pasos de baile, el sacerdote en trance da vida a las figurillas.

Ngafo, dios de la fertilidad y de las artes musicales, es representado por medio de un marote (gbafio). Esta estatuilla de madera mide alrededor de 50 centímetros. Se viste con fibras cuidadosamente tejidas. Sostenida en la mano derecha del sacerdote de los iniciados (olongafo), que la sacude repetidamente, participa en las prácticas de sacrificio, con el fin de interceder a favor de sus fieles.

Gbafio-Gbowire, dios creador del hombre, a quien los Gbaya atribuyen la responsabilidad del bien y del mal, es reproducido con una figurilla de madera sagrada. Destinado al único uso del sacerdote, esta última es conservada en una gruta, en la cavidad de un árbol o en el esqueleto de un animal. Su manipulación provoca una especie de segundo estado y el éxtasis final del sacerdote-animador.

Dane, dios de los gemelos y de la fecundidad, es habitualmente personificado por dos estatuillas de madera sagrada, untadas de arcilla blanca, que llevan collares de perlas de cristal, llamadas sore o kpokpo (este último nombre está reservado para los iniciados). Manejadas por el sacerdote, las dos figurillas se acercan, lo que significa que el sacrificio es aprobado por el dios. Así, figurillas cuya tarea es portar el mensaje sagrado son intercaladas entre los vivos y los inmortales. Estas estatuillas no son fetiches misteriosos, sino el soporte tangible de un modo de expresión artístico que evidencia el elemento plástico animado, la escenografía y la comunicación.
Títeres modernos

Esta riqueza tradicional fue desechada en la época colonial, haciendo retroceder las manifestaciones autóctonas en beneficio de una nueva forma de teatro. En las escuelas se estudiaban los autores franceses y se representaban sus obras. Es así como nació, en los años 1950, el teatro centroafricano moderno, representado por la Asociación teatral africana (1952).

Con la independencia, las actividades teatrales evolucionaron y apareció el teatro de títeres moderno. Sin embargo, no se dispensó ninguna formación a los titiriteros entre 1952 y 1970. Este vacío fue llenado por algunos artistas que crearon sus espectáculos de forma autodidacta.

En los años 1970, se podían ver representaciones hechas por neófitos que se desplazaban de un barrio a otro con títeres articulados cuyos movimientos eran acompañados por una rítmica canción y los aplausos de los niños la mayor parte del tiempo: “Saman we ye-ye, saman gba yang-thi-thi-gbayang-thi-than-thi gbayang”  (He aquí la aparición de un nuevo juego, no es un juego de dioses que mata, sino un juego novedoso). A cambio de sus servicios, estos titiriteros callejeros recibían ínfimas recompensas, generalmente constituidas por alimentos.

Por otro lado, los alumnos eran invitados a crear figurillas animadas que presentaban con ocasión de fiestas organizadas en sus escuelas.

Entre 1972 y 1974, el teatro de títeres afloró con el impulso de Gabriel Couliboeuf, experto francés en medios audiovisuales del Centro de formación de agentes de desarrollo comunitario, cuyo objetivo era facilitar el trabajo de estos últimos junto al de los campesinos. En 1974, el primer espectáculo de títeres se representó ante la población de Damara; le siguió la introducción a largo plazo del arte del títere en los medios rurales.

En 1993, el Centro cultural francés de Bangui organizó un cursillo dirigido por el titiritero Jeff-Mann. La Cooperación alemana propuso a su vez un cursillo bajo la dirección de Gregor Schwank. Esta formación para titiriteros noveles tenía por objetivo sensibilizar a los jóvenes sobre las enfermedades de transmisión sexual, especialmente sobre el sida. Entre 1993 y 1996,  una compañía resultante de esta experiencia dio numerosos espectáculos, principalmente en los centros socio-educativos.

En mayo de 1993 se creó la Compañía artística Sanza de Centroáfrica (CASCA) por iniciativa del actor Julien Yamakana. En 1995, CASCA presentó en Bangui su primer espectáculo, L’Arbre du voyageur (El árbol del viajero), mezcla de cuentos, danzas tradicionales, actuaciones teatrales, cantos corales, música (tam-tam, balafon – instrumento de percusión africano-) y sobre todo de títeres. Apoyado por diversas instituciones, el espectáculo fue representado sobre todo en Yaoundé (Camerún) durante los Encuentros Teatrales Internacionales de 1996 y en el Festival Internacional de los teatros de Títeres (FITHEMA) de Lomé (Togo) en 1997.

Bibliografía

  • Devenir de la littérature centrafricaine [Evolución de la literatura centroafricana]. Document élaboré dans le cadre de la Semaine culturelle du 6 au 12 mai 1990. Bangui: Association des poètes et écrivains centrafricains, 1990.
  • Exposition, 30 novembre 1997 – 1er mars 1998. Roanne: Musée Joseph Dechelette, 1997.
  • Fanon, Frantz. Les Damnés de la terre [Los condenados de la tierra]. Paris: Maspero, 1970.
  • Traditions et magie d’Oubangui. Donation photographique d’Antonin Marius Vergiat [Tradiciones y magia de Oubangui. Donación fotográfica de Antonin Marius Vergiat]. Exhibition catalogue (30 November 1997 – 1 March 1998). Roanne: Musée Joseph Déchelette.
  • Vergiat, Antonin Marius. Les Rites secrets des primitifs de l’Oubangui [Los ritos secretos de los primitivos del Oubangui]. Paris: Payot, 1951.
  • Wurtz, Jean Pierre y Valérie Thfoin. Guide du théâtre en Afrique et dans l’océan Indien [Guía del teatro en África y en el océano Índico]. Afrique en création, 1996.