Aunque en Senegal todo el mundo recuerda haber visto o haber fabricado uno en su juventud, los títeres parecen haber desaparecido hoy en día tanto de las ciudades como de los campos.

Xuus-maa-ñàpp

El nombre wólof  xuus-maa-ñàpp, que designa tanto a la marioneta, el títere o el teatro de títeres, tiene varios orígenes posibles. Kuus es una genio enana benefactora cercana a los hombres, y maa-jàpp significa literalmente “atrapo”. Xuus también es la acción de caminar en el cieno; ñàpp es la acción de pegar, con la idea de ventosa. El nombre xuus-maa-ñàpp se ha extendido a lo largo de todo el país de acuerdo a la influencia del idioma wólof en las regiones. En Saint-Louis, los niños llaman xuus-maa-ñàpp a un tipo de anfibio de pies palmeados, que sube a los árboles y se arrastra en el barro. La analogía entre el títere que agita sus miembros y este curioso animal es obvio, pero ¿cuál de ellos le ha dado nombre al otro?

Los xuus-maa-ñàpp pertenecen principalmente al mundo de la infancia. Divierten, por supuesto, pero su papel también es el de informar acerca de las tradiciones (históricas, religiosas y filosóficas) y la actualidad (propaganda y protestas políticas, crítica social y publicidad).

Con una altura de 60 centímetros a 1 metro, estos títeres están hechos de cartón o de madera contrachapada y palos entrecruzados. Sus articulaciones se activan gracias a cordeles, como en los títeres europeos. También pueden llevar algún tipo de cartel en el cuerpo. Aunque son los niños los que actualmente los fabrican empleando materiales reciclados, los carpinteros de “faros de la ciudad de Saint-Louis” también han sido especialistas en los títeres más complejos; hábilmente articulados, haciendo gala de peinados y barbas, vestidos y engalanados con joyas. Son los guardianes de esta tradición que desapareció hace poco, y se sumaron a la casta de los artesanos especializados en el trabajo de madera (los lawbé), que se hace cargo de la fabricación eventual de xuus-maa-ñàpp. La manipulación la pueden realizar hombres, mujeres o niños, y no se hereda, solo cuenta el talento. El público es el de la calle, especialmente los niños.

El recuerdo de estos títeres está a menudo relacionado con el del “faro” de Saint-Louis. Esta celebración anual de fin de año es un gran desfile carnavalesco, ocasión de competición entre los barrios. Cada séquito sigue una maqueta de papel o de madera, iluminada desde el interior: el “faro”. Estas maquetas representan los temas elegidos por el barrio: un edificio (por ejemplo, la iglesia de Saint-Louis), un barco, una piragua y los xuus-maa-ñàpp que se insultan al cruzarse.

En Senegal, donde las formas orales están altamente codificadas, los títeres son un medio de expresión que parece haber funcionado del todo. Están acompañados por canciones y percusiones. Mientras que el baile público en la sociedad senegalesa cuenta con una categoría y un estatus (mujeres, griots, homosexuales), los títeres – especialmente cuando representan a una autoridad, como el gobernador – son motivo de risas y burlas.

Kacapan

Los títeres también tienen otro nombre – kacapan – en relación también con las transgresiones de la sociedad que se encontraba en Ziguinchor en los años 1950. Este término designa una actitud provocativa, un carácter abiertamente sexual. En efecto, están desnudos y su sexo es muy realista. Se presentan por pareja, lo que proporciona un motivo para las bromas, pero también representa una forma de educación sexual.

Los kacapan también están asociados con el goumbé, una danza wólof que se practica sobre todo en la isla de Gorée, acompañados por canciones atrevidas, tomadas en serio por la asamblea que baila formando una cadena.

Mediante su participación en las fiestas públicas desde principios de siglo, los títeres entran en la esfera política. Así, en un cotejo, el tipo de cartel que llevan en el cuerpo sirve a veces como eslogan político. Sobre todo cuando representa a un personaje oficial, el títere se convierte en un apoyo de expresión política. En 1914, Blaise Diagne, candidato de los asimilados, se enfrentó a François Carpot, diputado que reunió a los mestizos de las Cuatro Comunas (St. Louis, Rufisque, Gorée y Dakar). Para este duelo, los habitantes de Saint-Louis confeccionaron dos tipos de títeres: uno pintado de blanco que representaba a Carpot y el otro de negro para Blaise Diagne.

En la década de 1950, en Ziguinchor los niños fabricaban los kacapan para reemplazar al cine, que era demasiado caro para la mayoría de las familias. Los jóvenes de un barrio organizaban espontáneamente animaciones en los patios de las casas. También fue la ocasión de un “aprendizaje del titiritero narrador”.

En el campo, los niños confeccionaron títeres con fibras vegetales de una gramínea en forma de pata de gallo  que encajaba el uno en el otro, pies contra cabeza, para obtener un personaje con miembros. Al presionar el tallo central, los miembros se agitaban.

Es un hecho reconocido por los investigadores que el origen de los títeres en Senegal es rural y sus recuerdos están unidos a la ceremonia de la circuncisión. Durante esta fiesta de los wólof, una mujer es responsable de la preparación de la circuncisión. Por la noche, cantan y bailan alrededor del fuego y fabrican un títere en homenaje a la cocinera por alquilar sus beneficios.

Otros tipos de espectáculos de títeres también son conocidos en los barrios, como el teatro de sombras, realizado por los niños y dirigido a un público joven. Su repertorio se ha tomado de los comics, frecuentes desde la década de 1950 en las ciudades. Pero ya sea para el teatro de sombras o por los muñecos, los temas son, en su mayoría, históricos: se presentan a los reyes precoloniales como Lat Dior o Soundiata, y las epopeyas repiten los cuentos y los mitos originalmente contados por los griots.

En la década de 1950, se prohibieron los títeres, y más específicamente los kacapan, lo que provocó protestas en la prensa local. Por un lado, el Estado colonial les acusó de perturbar el orden público, especialmente durante las elecciones; por otra parte, las autoridades religiosas musulmanas prohibieron toda representación humana y quisieron moralizar los kacapan. Estas limitaciones en el uso de los títeres parecen haber causado su caída, ya que los adolescentes de hoy en día apenas conocen los diferentes nombres de los títeres.

La colonización introdujo el arte del títere en su forma europea. El lionés Auguste Weiss (profesor en Rufisque y después en M’Bour), creó en 1939 un teatro de muñecos de guante para proporcionar a los alumnos de la Escuela Normal William-Ponty de Rufisque “un medio de expresión posible”. Esta iniciativa tuvo un gran éxito, pero no tuvo continuación.

Los títeres del final del siglo XX

Existe un centro senegalés de la Unima que consta de dos asociaciones orientadas a la pedagogía y la infancia: Sénégal-marionnette (en Thiès) y Ndoumbélane-marionnette (en Dakar). Su objetivo es difundir y rehabilitar el arte de los títeres en Senegal en sus diferentes registros. Ambas compañías utilizan materiales reciclados para crear títeres que representan animales o seres humanos, y se presentan gratuitamente en lugares públicos, hospitales y escuelas donde se proponen textos literarios contemporáneos.

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