En Sierra Leona encontramos máscaras, objetos animados y títeres. En Navidad, los pequeños títeres fabricados por los jóvenes se pasean a veces por las calles. El Viernes Santo, se maltrata a un títere de Judas, generalmente se lanza contra las paredes o queda suspendido, y luego se golpea secretamente.

La fiesta de los Faroles de Freetown es un desfile que celebra el fin del Ramadán (Eid ul-Fitr), pero en ocasiones puede tener lugar durante eventos importantes. Sus carrozas, de estructura elaborada, están iluminadas por dentro con faroles decorados con diversos elementos iconográficos, algunos de los cuales son auténticos títeres articulados con orígenes oscuros. Coches, aviones, barcos, animales (cocodrilos, leones, cabras elefantes y aves) y diversos motivos arquitectónicos se representan tradicionalmente. Las imágenes islámicas muestran el sacrificio de Abraham, Fátima, hija de Mahoma (Muhammad) y sus caballos alados, caballeros musulmanes que desmontan caballeros cristianos, la tumba del mártir Husein y las mezquitas. Simples objetos iluminados de mano, estos faroles de Freetown han evolucionado hacia grandes estructuras de bambú o metal cubiertos de telas finas y papeles cortados, que se transportan sobre grandes plataformas con ruedas llevadas hoy en día por equipos de ocho hombres o por vehículos motorizados.

Para encauzar la violencia engendrada por las rivalidades de todo tipo, la Asociación de jóvenes musulmanes (Y.M.M.A.) supervisa los faroles, organizando sus entradas por tipo iconográfico: barcos, animales y seres humanos, temas diversos. La primera categoría, los “barcos”, incluyen las carrozas con estructuras hechas a mano donde se pueden ver los elementos arquitectónicos locales: la torre del reloj de Freetown, una mezquita, etc. La segunda categoría, “los animales y los seres humanos”, presenta escudos de armas nacionales gigantes que representan animales, como San Jorge matando al dragón. El león, la jirafa y el caballo constituyen, de forma bastante inesperada, los animales de granja. La tercera categoría, “otros”, es un desfile de criaturas sobrehumanas: una selección de “diablos bailarines”, la coronación de un jefe temne (Bai-Bureh), la visita de la reina Isabel II a Sierra Leona en 1961; pero también representaciones de los parques de atracciones.

En estas tres categorías, algunas efigies poseen piezas de partes articuladas (extremidades, mandíbula, cola), montadas en postes o varas de metal y manipuladas mediante cuerdas. Acompañadas por los músicos, pueden moverse y rotar simultáneamente alrededor de los carrozas. Algunas imitan los temas con cierta espontaneidad, otras se limitan a formas rudimentarias de movimientos mecánicos.

Entre los creadores de faroles de los años 1960 y 1980 se distinguen Eustace Yaskey- Yaskey y Amara Kamara-Kambara. El primero también esculpía máscaras para las empresas locales. Sus figuras se movían como máscaras vivas. Cinco hombres, ocultos bajo la plataforma, los accionaban tirando de las cuerdas. El artista utilizaba gomas y bastones para colgar los trajes y armar las figuras. Su método de construcción permite movimientos complejos. De origen yoruba, Yaskey-Yaskey había unido a su farol la máscara bailadora Egungun, recordando que los musulmanes fueron los primeros en adaptar los faroles descendientes de los esclavos yorubas repatriados a Sierra Leona.

La interferencia entre la tradición de las máscaras y los faroles se manifiesta también en el arte de Amara Kamara-Kambara, un temne nacido en Port Loko. Su “pájaro-brujo” era un farol habitable, al mismo tiempo máscara y títere. Construido de bambú y cubierto con telas de rayas y plumas, medía cerca de 2 metros de largo y 2,5 metros de altura. Un hombre podría vivir allí y operar la cabeza y las alas. Este “pájaro-brujo” evoca irresistiblemente a algún pájaro-títere de Malí y la República de Guinea.

El arte de los faroles viene verdaderamente del molde de la cultura africana. Su carácter híbrido combina al mismo tiempo elementos tradicionales africanos, elementos islámicos sagrados, y también elementos laicos.

En la década de 1970, que fue venturosa para la economía, los faroles se beneficiaron del apoyo de las asociaciones de vecinos y de partidos políticos; mostraron los estilos más elaborados y las habilidades más rebuscadas. A finales de 1980 los espectáculos de Freetown se hicieron menos espectaculares. Más adelante, en la siguiente década, la crisis económica, la celebración del Ramadán durante la temporada de lluvias, así como la competencia con otros medios, empañaron la manifestación más respetada de Sierra Leona.