En el teatro de objetos se explora la “cosa” no transformada, intrínsecamente, para reconocer sus cualidades físicas y movimientos inherentes, y extrínsecamente, para usarla como personaje/símbolo en una historia.La popularidad de esta técnica proviene de la década de 1980, aunque el género, por supuesto, tiene raíces más antiguas (ver Teatro de Objetos).Algunos titiriteros la han usado como método artístico “rápido y barato”, que no exige grandes costes para crear figuras específicas, ni un largo período de construcción, ni una amplia formación técnica o en artes visuales.Su práctica no se circunscribe sólo al teatro de marionetas, pues participa de campos afines, incluyendo danza y performance artística.Debido a su naturaleza de “listo para usar”, el teatro de objetos ha sido habitual en talleres para principiantes que no pueden ser adiestrados en la construcción o la animación de figuras.Dado que cualquier objeto puede convertirse en títere, un paseo por la tienda de artículos de segunda mano, o un recorrido rápido por casa puede facilitar elementos para un espectáculo, o figuras para una obra de denuncia política.La mayoría de producciones se inician en formato taller, al experimentar con el objeto sus posibilidades de movimiento, sonido, y creación de personaje dramático (si es el caso).Un pañuelo se convierte en una “bailarina”, un sombrero en la “autoridad”, y bolitas blancas de embalaje en “nieve”.Profesionales bien conocidos son Paul Zaloom, Christian Carrignon, Jane Catherine Shaw, y Agus Nur Amal (que ha utilizado la técnica del teatro de objetos en Sumatra y en Yakarta (Indonesia), para tratar el estrés postraumático en víctimas de violencia y de tsunamis).

Aunque algunas obras pueden usar todo el escenario, muchos espectáculos se escenifican sobre una mesa con un narrador/manipulador representando todos los “objetos-personajes” con su propia voz.El metro de espacio se convierte en el ancho del universo y la media hora de espectáculo puede abarcar desde el Big Bang, hasta el presente.Debido a la abstracción ya implícita en la elección de un objeto como viviente/parlante/actuante, el género invita al público a un pensamiento no literal.La metáfora, la metonimia, el humor, y el pensamiento poético son evocados por éste.Una miniatura de la Torre Eiffel se convierte en “Francia”, una Estatua de la Libertad se convierte en “EEUU” y las dos pueden reunirse para hablar de “África” representado por un mapa del continente con estadísticas de la escalada de muertes por SIDA.Los intérpretes pueden actuar con un simple conjunto de objetos al aire libre, o con elaboradas propuestas que mezclan objetos, sombras, proyecciones, sonido y diseño de iluminación.

Los talleres de teatro de objetos a menudo invitan a los manipuladores a volver a la inmediatez del juego infantil para encontrar el “movimiento” implícito en el objeto. Esta tendencia a reclamar la inmediatez de la improvisación, apunta hacia una de las raíces de esta práctica: el juguete/objeto como títere de hecho. En efecto, algunos practicantes pueden usar juguetes como personajes. Figuras como la icónica muñeca americana “Barbie” se ha desmontado (literal y figurativamente) en el escenario para hablar de objectificación de la mujer. Gran cantidad de “cosas” de Barbie (casa, coche, novio, etc.), han permitido convertirla en una herramienta fácil para hablar sobre el materialismo. Grandes batallas de la segunda Guerra Mundial pueden recrearse cuando un manipulador usa modelos de aviones o navíos sobre una mesa con el “general” (narrador/manipulador) lanzando puñados de “soldados de juguete” a las fauces de la muerte. Tales producciones podrían considerarse cómo una variación de juego de niños o relacionadas con prácticas del teatro de juguete (teatro de papel), que pueden ser una raíz de la tendencia actual del teatro de objetos.

Otra práctica de taller invita a los alumnos a “encontrar el movimiento en el objeto” y construir el “personaje” desde las posibilidades de animación inherentes al objeto. La neoyorquina Jane Catherine Shaw, en sus representaciones de Folk Tales of Asia and Africa (Cuentos populares de Asia y África) utiliza utensilios de cocina para contar su historia.En la narración del mito griego, representaba a los héroes y heroínas emblemáticos con cortinas de tela.Paul Zaloom sosteniendo un plumero de color rosa en un taller, demostraba como un objeto podía sugerir “feminidad y sensualidad”.Tales investigaciones del objeto en movimiento como títere, puede recordarnos algunas de las que sobre el diálogo objeto-movimiento formaron parte de los experimentos de la Bauhaus de Oskar Schlemmer, que a su vez tenían analogías en el trabajo de modernos artistas de la danza como Alvin Nikolai en el siglo XX, en Nueva York, donde los bailarines manipulaban tela elástica de forma estética, de tal modo que puede reflejar el expresionismo abstracto que se experimenta en las artes visuales, una práctica que a veces se hace eco la obra de la compañía de danza Pilobolus.Experimentos con objetos (tubos, rollos de papel higiénico, etc.) se encuentran en la obra de la compañía suiza Mummenschanz, cuyos miembros fueron alumnos de Lecoq.Estas exploraciones pueden alejarse del uso icónico del objeto dentro del marco de la vida real e indagar o fundirlo sobre la base de las características de su movimiento o sonido que pueden, o no, estar relacionados con su uso real.En otros casos, por supuesto, el objeto podría usarse literalmente.La porra del policía se convierte en una imagen de poder y fuerza.

Una última raíz a la que algunos ejecutantes se refieren es el “listo para usar” conceptualizado por Marcel Duchamp.Esta rama de artistas también puede estar influenciada por el movimiento Fluxus en los Estados Unidos (John Cage, Merce Cunningham, Joseph Cornell y otros), o en Alemania (Joseph Beuys).Si bien estas figuras, procedentes en gran parte del mundo de las artes visuales, la música y la danza, enriquecieron su práctica con un considerable discurso teórico, esta raíz destaca las dos posibles direcciones hacia las que va el teatro de objetos: que tiene una forma popular (barato, clase baja, lo hacemos “porque está ahí”) mientras que puede tener un subgrupo de ejecutantes muy teorizado conceptualmente.

Si pensamos en la exposición del urinario de Duchamp (“The Fountain”) como “arte”, una vez el objeto es elegido y enmarcado por el “artista”, tenemos un extremo de las prácticas artísticas del teatro de objetos. El objeto se dota de carga activa (personaje, narrativa, movimiento) gracias al uso del titiritero, que le da sentido poniéndolo en el marco del espectáculo. Por otro lado, hay un tema argumental al que muchos practicantes aluden: el objeto tiene propensiones (formas de moverse y sonar) que le son propias, sólo reveladas por el manipulador/narrador a través de la improvisación en el taller. Al igual que un pianista sentado inmóvil frente al piano, haciendo oír al público el “ruido” ambiental de la sala de conciertos, como quiso el compositor John Cage en su “música”, así el titiritero que está dispuesto a dejar que el objeto “actúe”, a base de descubrir el limitado movimiento que le es propio, nos permite observar el mundo material desde una nueva óptica. El último grupo puede tener una actitud “tramposa” y menospreciar a los miembros de la escuela conceptual.

A los miembros del primer grupo se les acusa a veces de forzar el personaje y el significado del objeto, adaptándolo a su formato o historia altamente elaborados. Los miembros del segundo grupo argumentan que su enfoque es más puro, que hace que el intérprete esté más abierto al mundo material y pueda aprender del objeto en sí mismo. Los románticos argumentan que el teatro de objetos puede despertarnos nuevamente a una más completa apreciación del mundo no humano. Expertos como Christian Carrignon opinan que el interés por el teatro de objetos es una reacción al materialismo y a la acumulación de posesiones en la época post Segunda Guerra Mundial, por ello el artista examina la abundancia de cosas que han acumulado. Otros especulan que puede estar vinculado a la conciencia ecológica y los esfuerzos por reciclar y reutilizar. Otros creen que sólo se debe a su simplicidad y accesibilidad como parte del movimiento del “hágalo usted mismo”. El objeto se convierte en el personaje porque está ahí.

El método ofrece oportunidades para el humor y la creatividad lúdica y el género funciona bien en talleres con niños, jóvenes y para grupos.

(Véase Teatro de Objetos.)

Bibliografía