Tipo de títere que presenta diferentes técnicas de manipulación que tienen como base el cuerpo del titiritero. Los títeres corporales, o de cuerpo, podrían definirse por defecto en la medida en que no son ni habitables, ni cabezudos, ni caballos de faldón, ni bunraku, y tampoco fantoches. Sin embargo, comparten un rasgo común: todas ellas muestran gran parte del cuerpo del titiritero. Pueden basarse en una extraña impresión de ilusión óptica. Philippe Genty y otro titiritero escondido bajo su capa establecen así una relación ilusoria entre el caballero de monóculo y sombrero de copa y él mismo. ¿A quién pertenecen las manos? ¿Quién maneja qué? En las cabalgatas carnavalescas se pueden encontrar personajes embusteros, parecidos a los que llevan a viejos a horcajadas en la espalda o en un cesto. La cabeza y los brazos del portador son en realidad los de la marioneta colocada delante, mientras que la cabeza y los brazos del viejo o la vieja pertenecen al titiritero. Este cambio de papeles da una impresión de conjunto graciosa. En Caracas, Venezuela, en 1986, un espectáculo callejero pretendía atraer a curiosos hacia la puerta de unos grandes almacenes. Una pareja con ropa llamativa bailaba tangos de forma desenfrenada. Los pies del bailarín estaban sujetos a los de una marioneta flexible, a imagen y semejanza de una mujer de tamaño natural. La sostenía por la cintura (dirigiendo así el torso y la cabeza sobre un cuello de muelle) y su mano derecha sujetaba la mano izquierda de su compañera de baile, que tenía la mano derecha sobre el hombro del bailarín. La gestualidad agitada sobre una coreografía exagerada, sumadas al vestuario, pelucas y un maquillaje ridículo, aseguraban el efecto cómico. Esta técnica suelen utilizarla los payasos. Otro ejemplo es el del titiritero a cuatro patas que se esconde tras dos marionetas luchadoras unidas, colocadas sobre su espalda. Las piernas de una de las marionetas son las piernas del titiritero y las de la otra, los brazos. El espectáculo consiste en avanzar, retroceder, volver loco al público y cambiar de dirección bruscamente. Geneviève Vedrenne del Teatro de animación de Manifold, dirigió Chasse interdite (Prohibida la caza) (1969), con «marionetas-escudo» y «marionetas-delantal» concebidas por Marcel Violette. Las manejaban bailarines y mimos porque requerían un gran control del cuerpo. En el reparto, una bailarina interpretaba el papel de avestruz. Sujetaba el cuerpo de la marioneta en forma de escudo cubierto de plumas de avestruz, metiendo el antebrazo en una correa y agarrando del asa, como un soldado. Sus piernas, visibles bajo el escudo, enfundadas en unas medias de rejilla, estaban encaramadas en altos tacones. Su otro brazo, alzado por encima del escudo, metido en un largo guante rojo, hacía de cuello y terminaba en la cabeza del avestruz. Este animal (al que históricamente se le ha considerado tonto) bailaba baladas jugando con sus piernas, su guante y sus plumas como en el cabaret Folies-Bergère. Entre los personajes también había un antílope y su cría. El principio de construcción en torno al cuerpo del titiritero era diferente. La mamá antílope estaba formada por una máscara con empuñadura, que sujetaba el bailarín en lo alto con una mano. Un faldón de tela beige ribeteado de piel iba de la máscara a la cintura, donde se anudaba como un delantal. Su cuerpo, revestido de mallas color tabaco, evocaba el cuerpo del antílope. El bailarín tenía en la otra mano un títere de hilos que hacía las veces de cría. La sutileza del juego corporal del bailarín hacía verosímil el movimiento, aunque no tuviera cuatro patas, la efusión de ternura maternal, la huida apasionada del antílope con su cría ante el cazador y la muerte trágica de los dos animales. En Mori el merma (1978) la compañía española de la Claca (véase Baixas), manejaba marionetas gigantes pintadas por Miró. Una de ellas la «vestía» un actor cuya cabeza, inclinada hacia delante, mostraba una máscara en forma de pájaro. Ante él, un círculo compuesto por escudos de tela, unido a sus rodillas, representaba el cuerpo. Otros escudos, atados a una y otra parte del círculo, simulaban los brazos y las manos. Este tipo de marioneta es muy «corporal», ya que el cuerpo como tal está presente y forma parte de la imagen del personaje.