Las tradiciones artísticas de Bolivia tienen sus raíces en las antiguas prácticas rituales de los Indios Quechua y Aymara y, especialmente, en la “danza-teatro”. A partir de la conquista española las influencias cristianas y los mitos precolombinos se mezclaron, y, junto al teatro, la danza, la música, los toros o las mascaradas, organizados con motivo de eventos políticos o fiestas religiosas, el títere, como en otros países del Nuevo Mundo, pudo ser uno de los medios de conversión usados por los misioneros. Los orígenes de este arte en Bolivia son, en realidad, inciertos.

Fue en Potosí, la “villa imperial”, con motivo de una gran fiesta organizada por la “renovación del Santísimo Sacramento” el 4 de marzo de 1663,  cuando parece que el arte del títere hizo su aparición. Los títeres, desde entonces, reaparecen junto al teatro, la mímica, la danza, el circo, las máscaras y los disfraces en los carnavales, si bien el más famoso de todos ellos, el de Oruro, nacido según algunos historiadores a finales del siglo XVIII, apareció eclipsado por la muy popular “danza de los diablos”.

Durante la presidencia de Hilarión Daza entre 1876 y 1879, se encuentra el rastro del titiritero Olivares, cuyos numerosos espectáculos satíricos suscitaron la cólera de las autoridades. Pero hay que subrayar, sobre todo, la estrecha relación, de la que da fe el carnaval de Oruro, que vincula el mundo de la mina al arte del títere.

Desde finales del siglo XIX hasta los años 1960

El arte del títere se desarrolló en los grandes centros mineros del país, con Don Andrés en Pulacayo a finales del siglo XIX, Don Abundio en Potosí, Don Zenón en Machacamarca o incluso, entre los titiriteros modernos, los hermanos Pinto Marañon en Oruro. Del mismo modo, el titiritero Zenón Mujica presentó sus espectáculos a los mineros de Viloco y de Huanuni, que lo acompañaban con sus instrumentos de música: la caja, el charango y el siku. En esta región, un libro del poeta, pintor y titiritero Luis Luksic, El maravilloso mundo de los títeres, publicado en Venezuela en 1959, tuvo un gran éxito. En la misma época, se distinguió la compañía de títeres de Don Andrés Aramayo, que con su  voz ronca y cavernosa animaba corridas, vuelos de cóndores o sainetes de la vida cotidiana con sus personajes locales. Titiriteros viajeros, como el argentino Javier Villafañe, con su teatro La Andariega, recorrieron Bolivia en 1941 presentando sus espectáculos e iniciando en su arte a niños y profesores. Igualmente, entre 1947 y 1948, el uruguayo Juan Manuel Tenuta, del teatro de títeres El Duende de Montevideo, fue invitado a ofrecer varias representaciones en La Paz y en varias ciudades del país.

En la misma época se desarrollaron investigaciones sobre el títere gracias al antropólogo Antonio Paredes Candia, él mismo titiritero, o al profesor Rodolfo Betancourt, quien, habiéndose iniciado en los años 1954-1955, se convirtió en un hábil constructor, como demuestra una pequeña película de 16 milímetros que realizó en 1956, gracias a la cual podemos seguir la fabricación de uno de sus personajes, el presentador Juan Titirico.

La escena contemporánea

A partir de los años 1960, las creaciones y las iniciativas se multiplicaron. Entre los actores principales de este movimiento artístico cabe mencionar a Armando García, en Yacuiba y Tarija, o incluso Alexis Antíguez, de origen argentino, que expuso en el Museo Nacional de Etnografía y Folklore y creó en 1965 un espectáculo de “Títeres para grandes personas” antes de decidir, más tarde, enseñar su profesión. Además, artistas como Eduardo Cassis y Eduardo Perales, Morayma Ibáñez, Raúl Bocangel, Norah Terrazas – sin olvidar al argentino Eduardo di Mauro, hábil manipulador – contribuyeron todos, por su experiencia y su inventiva, al desarrollo de este arte en Bolivia.

En 1972 tuvo lugar en Cochabamba el primer seminario nacional (coordinado por Alexis Antíguez) titulado “Los Títeres en la educación” con los auspicios del Centro Pedagógico y Cultural Portales, de la Escuela de Títeres y del Taller de Libre Expresión.

En 1975, a la vez que el Instituto Boliviano de Cultura se consolidaba, fue creado el Taller Nacional de Teatro de Muñecos y Objetos Animados bajo la dirección de Jaime González y, más tarde, Clara González. Éste último depende del ministerio de Educación, Cultura y Deportes e incluye entre sus objetivos principales la formación, reactualización, renovación y difusión del arte del títere. Crea muchos espectáculos, organiza cursos y anima talleres tanto para los jóvenes como para los adultos. Prepara e inicia también a los docentes en el conjunto del territorio. Dispone de su propia compañía y realiza representaciones para niños y adultos a partir de un repertorio muy amplio de autores y creadores bolivianos e internacionales, entre los que se encuentran Federico García Lorca, Javier Villafañe, Lope de Rueda (hacia 1510-hacia 1565), Vladimir Maïakovski, Jaime Gonzáles… El Taller Nacional utiliza en su trabajo todo tipo de títeres – de guante (cachiporra o guiñol), de varillas, de hilo, marotes, títeres gigantes, teatro negro y teatro de sombras – y gestiona los estudios y las investigaciones sobre los objetos y su animación. Está en el origen del primer festival nacional de títeres y de objetos animados (el Títeres-Festiñecos).

A mediados de 1980, se crearon dos compañías de títeres: El Kusillo, formada en 1985 en Cochabamba por el actor, poeta y dramaturgo Federico Augusto Rocha Reynolds; y Taypikala (Asociación Para La Cultura y el Desarrollo Andino), fundada en 1986 en Potosí por Ana María Gómez y Sergio Carrasco.

Además, se creó una Asociación departamental de titiriteros (ASDETI) en La Paz en 1993 para agrupar a los titiriteros y sus compañías con el objetivo de fomentar y promover su arte entre la población. Sus miembros presentan espectáculos para niños en las escuelas, en los barrios y durante el paseo dominical del Prado. Edita desde 1994 un boletín de información destinado a los artistas miembros. Especialistas como Eduardo Cassis, Rudy Betancourt, Antonio Paredes y Jaime Gonzáles Portal estuvieron entre los participantes en las conferencias que la asociación organiza sobre la historia del títere en Bolivia. En 2001, con la participación de varios titiriteros y artistas, se celebró la primera asamblea nacional Festiñecos. Es entonces cuando se creó la Unima-Bolivia con la presidencia de Sergio Ríos Hennings, de la compañía Uma Jalsu.

Festiñecos realizó su última edición en 2007, aunque de manera paralela pero independiente, han surgido nuevos festivales (Fiestiteres-Sucre y Festititeres–Cochabamba) impulsados y organizados por Títeres Paralamano, Títeres La Pirueta y Títeres Elwaky. Titiriteros como Carmen Cárdenas, Juan Rodriguez, Maricel Sivila, Bayardo Loredo, Hugo Alvarado, Cesar Siles, Giovana Chambi y Karina Noya, forman parte del panorama actual de los títeres en Bolivia. Tres hechos señalan la diferencia entre la actual y anteriores etapas del arte milenario en Bolivia: a) la constitución elencos artísticos de carácter profesional, b) la puesta en marcha y funcionamiento permanente del teatrito del Parque Vial, como la primera sala dedicada de manera exclusiva a los títeres, y c) la realización de tres Encuentros Nacionales de Títeres, como espacios para la organización y profesionalización de la práctica artística en Bolivia. Se estima que en los últimos diez años se han realizado en el país alrededor de tres mil funciones de títeres y se ha llegado a más de doscientos mil espectadores.

Bibliografía

  • Altamirano A., Juan. “Historia de los Títeres en Bolivia”. En Educación Bilingüe e Intercultural. Reunión Anual de Etnología, 1994 (Tomo II). Serie: Anales de la reunión Anual de Etnología. La Paz (Bolivia): Museo Nacional de Etnología y Folklore, 1994.
  • Los Titeres en Bolivia. Resquicios #27. Diciembre 2013. Cochabamba: Publicación de la acción artístico – cultural permanente en el municipio de Cochabamba, 2013.
  • Pérez Fernández, Marcelino. “El Carnaval de Oruro”. En El Carnaval de mi pueblo. Santa Cruz, Bolivia, 1995.
  • Revista de Filología Hispánica. Año V. Abril-Junio 1943, No. 2. Instituto de Filología, Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Buenos Aires, Argentina, 1943.
  • Santillán Guemes, Ricardo. Imaginario del Diablo. Buenos Aires: Ediciones Del Sol, 2004.
  • Trenti Rocamora, José Luis. El Teatro en la América colonial. Buenos Aires: Huarpes, 1947.