Técnica teatral que permite mostrar al público algunos personajes u objetos, como los títeres, al mismo tiempo que se disimulan otros. Los grandes cambios que se produjeron en el mundo del espectáculo gracias al desarrollo de la iluminación eléctrica llevaron al titiritero y prestidigitador francés Dicksonn (cuyo verdadero nombre era Alfred de Saint-Genois) a aplicar el principio de la caja negra, muy apreciado por los ilusionistas, también al escenario del teatro de Robert-Houdin. Recordemos que la bailarina estadounidense Loïe Fuller (1862-1928), famosa por los vaporosos velos que utilizaba en sus actuaciones, fue la primera en bailar sobre un escenario de cristal iluminado eléctricamente desde abajo y también fue pionera en el uso de proyecciones luminosas, de manera que parecía que bailaba suspendida en el espacio. Por su parte, Konstantin Stanislavski buscaba en los años veinte un nuevo camino por el que conducir su trabajo teatral. Por casualidad se topó con un trozo de terciopelo negro colocado sobre el respaldo de una silla, situada a su vez delante de una pata del mismo tejido. La parte superior de la silla había desaparecido y sólo quedaba a la vista la parte inferior, en forma de taburete. Así fue como, guiado por la casualidad, redescubrió el cuarto oscuro de los magos.
«La parte trasera del escenario anula la profundidad y permite mostrar una superficie negra uniforme, no ya de tres, sino de dos dimensiones: el escenario y los bastidores tapizados con terciopelo negro se confundirán con la pared del fondo, también recubierta de terciopelo negro; la profundidad escénica desaparecerá y todo el cuadro escénico se abrirá sobre oscuras tinieblas. Sobre un fondo como ese podremos trazar, al igual que sobre una hoja de papel negro, líneas blancas o de distintos colores, manchas o dibujos que podrán existir por sí solos, por y para sí mismos, con total independencia dentro de la caja negra del escenario» (Konstantin Stanislavski, Mi vida en el arte).
En 1951 Georges Lafaye reinventó el teatro negro y exploró todas sus potencialidades dramáticas. Llevó a escena los juegos eróticos de un sombrero de copa y una boa de plumas (John y Marsha, 1952); un periódico que, plegándose y replegándose, emulaba mediante mímica un crimen pasional mientras el lector desaparecía en la sombra (Fait divers, Hechos diversos, 1953); un juego abstracto entre un punto y una línea (Point à la ligne, Punto y aparte); un Strip-tease en el que lo único que aparece (y desaparece) es la ropa, etc. Espectáculos como Sonate à Jérusalem (Sonata en Jerusalén), La Vigne de Nabot (La viña de Nabot), o Jeux d’ombres (Juego de sombras) mezclaban proyecciones automáticas sobre transparencias negras y formas teledirigidas. Georges Lafaye, con su genio creativo, utilizó el teatro negro y exploró todas sus posibilidades, sin dejar apenas espacio a sus sucesores para abrir nuevas vías dramáticas o estéticas en este campo. El teatro negro se extendió especialmente en Checoslovaquia tras un encuentro con Yves Joly. Los primeros en utilizar esta técnica en este país fueron, en 1957, los titiriteros del grupo Salamandr, ligado entonces al teatro Spejbl y Hurvínek. Esta experiencia inspiró a muchos artistas checos (Jirí Srnec, los Lamek, Naïa Munzarová, Ivan Kraus y Jirí Procházka, entre otros) en la década de los sesenta.

El escenario

El dispositivo escénico utilizado en el teatro negro consiste en cubrir toda la estructura del escenario con cortinas negras. La iluminación se orienta al proscenio con proyectores que proporcionan haces de luz paralelos. Estos proyectores se colocan como mínimo en la parte izquierda y derecha del escenario, ocultos a los ojos del público por el marco escénico. Los proyectores especiales con «snoot» se orientan de forma que se envíe un estrecho haz de luz que sirve de teatrino. Los titiriteros, que cubren todo su cuerpo, sus manos y su cabeza con prendas de vestir negras, son invisibles sobre el fondo negro. Los títeres solo se ven cuando se sitúan en la trayectoria de los rayos de luz. Si bien este dispositivo no permite jugar con la profundidad, sí que favorece la manipulación sobre toda la altura del escenario. Para sacar el máximo provecho de la altura del espacio, los títeres pueden estar equipados con varillas muy largas si es necesario mostrarlos a cierta altura, aunque también pueden colocarse practicables negros en el espacio en el que se mueven los titiriteros.

Los títeres

Son títeres de manipulación equiplana, muy similares desde el punto de vista técnico a los títeres de bunraku. También pueden manejarse con ayuda de varillas horizontales. Los títeres de Alain Duverne para el programa Les Guignols de l’info (Las noticias del Guiñol), emitido en Canal +, utilizan la técnica del teatro negro en las escenas en las que los titiriteros tienen que moverse dentro del encuadre. En Métamorphoses (Metamorfosis), espectáculo de teatro negro de Philippe Genty, el ballet de las avestruces ponía en escena once de estas aves. El brazo, metido en una manga, hacía las veces de cuello. Tenía un collarín de boa en la parte baja y terminaba en un pico coronado por dos grandes ojos rematados con un sombrero de plumas. La mano del titiritero estaba dentro de la cabeza del títere y daba vida al pico. Dos pequeñas patas, manejadas mediante varillas horizontales, completaban la imagen de estos curiosos y divertidos bichos. La manipulación de estos títeres tiene que sincronizarse a la perfección. En el festival de Charleville-Mézières (1979), el británico Barry Smith presentó un Pierrot con cinco máscaras cambiantes que utilizaba la técnica del teatro negro y requería tres titiriteros.

Teatro de luz negra

Otro tipo de espectáculo, al que también se le llama, de manera incorrecta, «teatro negro», que se representa en el mismo dispositivo escénico y utiliza las mismas técnicas de manipulación, es el que utiliza luz negra (invisible al ojo humano, la revelan pinturas especiales que reaccionan a los rayos ultravioleta procedentes de un tubo de Wood). Los colores fluorescentes agresivos, estéticamente pobres, son uno de los principales inconvenientes de este tipo de teatro. Provocan un fenómeno de halo que causa fatiga visual y puede atenuarse ligeramente con proyectores de baja potencia dirigidos al público. Esta técnica ha caído en desuso.