Es una familia de titiriteros italianos de Bolonia. El primero del linaje, Filippo (1806-1872), empezó a dar espectáculos con sus bromas picantes, en 1831, en la Piazza Maggiore de Boloña, con el personaje Sandrone. Su actividad se desarrolló casi siempre en Bolonia, generalmente eran espectáculos al aire libre en la Piazza Maggiore, en la que el público numeroso tenía que sentarse en las escaleras de San Petronio. Las fiestas del carnaval empezaban con sus famosas interpretaciones de Balanzone, la “mascara” boloñesa del Doctor. Brighella y Arlequín pertenecían también a su compañía, pero el personaje más querido por los boloñeses era Sandrone. Se explicó esta predilección por la libertad de palabra de un campesino ignorante hacia el poder establecido. En realidad, aunque fuera más audaz que el Sandrone de Preti, el personaje de Cuccoli no hacía más que algunas alusiones maliciosas, principalmente dirigidas al clero.

Angelo (1834-1905), hijo de Filippo, obtuvo un éxito todavía mayor con Fagiolino (‘pequeña judía’). Era la creación de un titiritero del final del siglo XVIII y del principio del XIX, Cavallazzi (conocido solo por sus espectáculos en la corte de los Galluzzi). Fagiolino, cuyo nombre al parecer deriva de un Zanni homónimo del siglo XVII, tiene probablemente un origen autóctono, es decir totalmente boloñés. Así como es verdad que en vez de ser minúsculo como una pequeña judía, es robusto, muy vivo, siempre va equipado de un bastón con él que resuelve todos sus asuntos. Lleva un  gorro blanco con un pompón que agita por todos los lados. Además en la mejilla tiene un lunar enorme. Fue Angelo Cuccoli quien, a partir de la pequeña apertura de escena de su teatro de títeres (1,5 metro), dio vida de nuevo a los lazzi de Fagiolino y le dio el protagonismo del teatro dialectal boloñés. Los guiones de sus comedias (más de 250) se parecen a los esquemas de la commedia dell’arte: estructuras bastante simples que tomaban vida y se enriquecían en directo, durante el espectáculo.

Sigiendo el ejemplo de los Comici dell’Arte, Angelo Cuccoli creó otra “mascara” que iba a acompañar a Fagiolino: el llamado Flemma, tenía la cara cuadrada, los dientes separados, llevaba en la cabeza un gorro grande en forma de sobre. Era tonto, llorón y, como todos los otros Zanni, siempre tenía hambre.

No quedó nada de esta dinastía de titiriteros: tras la muerte de Angelo, incluso los títeres de los Cuccoli desaparecieron en un naufragio, cuando viajaron a América.

Bibliografía

  • Cervellati, Alessandro. Storia dei burattini e burattinai bolognesi. Bologna, 1964.
  • McCormick, John; Alfonso Cipolla y Alessandro Napoli. The Italian Puppet Theater – A History. Jefferson (NC): McFarland & Co., 2010. (Ver capítulo sobre títeres y Commedia dell’Arte.)
  • Pandolfini Barberi, Antonio. Burattini e burattinai bolognesi. Bologna, 1923.