La crónica en la lengua pali de Sri Lanka menciona representaciones de dioses que venían con las manos unidas y caballos mecánicos que galopaban por todas partes, además de elefantes que se movían llenos de ornamentos y adornos. También está la cuestión de los “que interpretaban sombras” (camma rupa), que eran, en realidad, espías de la realeza. Se da por hecho que el uso de figuras mecánicas precedió a los títeres manipulados. Una referencia a una figura de cuero demuestra que el teatro de sombras ya se conocía en el siglo XII, aunque no ha continuado hasta el presente.

La tradición

El término para referirse a títere es rukada, literalmente “figura” o “muñeco”, normalmente de madera. Los artistas especializados representaban humanos y animales, y también elaboraban máscaras; estos vivían en el Sureste del país. Se cree que algunos de ellos comenzaron a fabricar muñecos para entretenerse en la carretera o en otros sitios. Estos titiriteros itinerantes trabajaban junto a músicos y actores en actuaciones de festivales y en ferias. Como budistas, elegían temas religiosos al igual que en India, y estos títeres se convirtieron, en Sri Lanka, en portadores de valores morales y religiosos. Sin embargo, el arte del títere como arte dramático data de comienzos del siglo XX, cuando familias y artesanos fueron reconocidos como escultores y artistas con talento.

El origen del arte del títere como arte dramático se sitúa en el género nadagama, género que se hizo muy popular a lo largo del siglo XIX. Actores y cantantes se convirtieron en manipuladores. A diferencia de los actores del género nadagama, el arte del títere se adaptó y sobrevivió. La obra más conocida es Ahalepola nadagama, un drama histórico que presenta la historia de la familia Ahalepola. Esta familia fue víctima de la intriga durante los conflictos entre reyes locales y colonizadores británicos.

La práctica en pueblos

Los títeres tradicionales forman un pequeño grupo alrededor del pueblo Amablongoda, en el Sur del país. Tan solo quedan tres o cuatro troupes en activo y que todavía actúan. El grupo Sri Anura es uno de los más destacados. El director Gamvari continúa la tradición de su padre, quien fue uno de los últimos maestros titiriteros. La familia contribuye a los espectáculos y la troupe tiene títeres, elementos escénicos, luces y obras que se dirigen a un público popular reunido en un templo budista o en una escuela. Un particular, una asociación religiosa o una organización social suelen ser los que financian estos eventos.

El arte del títere ha desaparecido prácticamente de las zonas montañosas, donde solía ser muy popular. En Jaffna, en el Norte de la isla, se le llama bommalatam “muñeco bailarín”, un nombre que parece tener influencias del Sur de India. La tradición tamil del nadagama está relacionada con el Ariccandra, que consiste en una serie de obras sacadas del cuento sobre el rey Hariscandra (Harishchandra), un personaje del Mahabharata indio.

Los títeres tradicionales, de hilos y varillas, se esculpen con materiales locales y miden entre 90 y 120 centímetros, pero los personajes relacionados con la realeza o la nobleza son más grandes y pesados. Una troupe puede tener hasta 200 figuras. El escenario es una estructura temporal instalada por la troupe, la cual trae cortinas, pantallas y telones decorativos al lugar de la actuación.

El repertorio se basa en el Jatakas, cuentos sobre las anteriores vidas (“nacimientos”) de Buda, o en historias históricas. En cada obra, el konangi o bahubhutaya, payaso bailarín, es el primero en aparecer. A continuación, se representa una escena cómica con un agente de policía y un borracho. Para concluir, el cabecilla de la troupe demuestra su habilidad con una “bailarina”, un títere de género femenino vestida hermosamente y manipulada con gran maestría.

Los siglos XX y XXI

A los títeres de hilos no se les dio ningún tipo de reconocimiento hasta la década de 1950, pero después de la independencia, se instauraron el Departamento de asuntos culturales y el Consejo de artes. Entonces, el gobierno desarrolló programas para ayudar a los artistas tradicionales para que formaran a jóvenes talentos en talleres. De esta forma, la compañía Sri Anura pudo participar en varios festivales en el extranjero (Japón, Taiwán e India). Al mismo tiempo, el gobierno fomentó las visitas de titiriteros extranjeros (checos, estadounidenses y japoneses en particular) para que contribuyeran al desarrollo de los artistas de Sri Lanka.

A través de su comité del arte del títere, el Consejo de artes de Sri Lanka ha procurado promover el arte del títere y mantener la tradición a través de festivales nacionales, competiciones entre compañías, premios para los artistas con más talento, además de seminarios y talleres que se celebran casi anualmente.

Los artistas y troupes son también sensibles a las nuevas modas en el campo del títere. Las cadenas de televisión públicas y privadas tienen programas de títeres para niños o adultos, y utilizan sátira política o títeres del estilo de los Muppets. La primera escuela del arte del títere de Sri Lanka es la del teatro Thildora; este teatro ayuda a profesores y discapacitados, además de formar titiriteros contemporáneos. El museo del títere de Dehiwala contiene muchos ejemplos de máscaras y títeres.

Desafortunadamente, en Sri Lanka no hay compañías profesionales con estabilidad de larga duración. Una excepción es Lamplight Puppeteers (Titiriteros luz de lámpara). Desde comienzos de la década de 1960, la familia Cruz, Maxie e Yvonne Cruz, y durante un periodo de tiempo sus cuatro hijos, han actuado con títeres de hilos como modo de entretenimiento, representando sus espectáculos en una variedad de eventos de todo el país. En 2008 fueron invitados a actuar en el Festival mundial de títeres de Unima, celebrado en Perth, Australia.

Al utilizar el wayang golek de Java Occidental recientemente, se ha formado una colaboración intercultural entre los artistas jóvenes de Sri Lanka, incluida Sulochana Dissanayake de la Compañía Power of Play (el poder de la actuación), y artistas indonesios de Sunda (Java Occidental), incluido el dalang Batara Sena Sunandar Sunarya y Arief Nugraha Rawanda en actuaciones con nuevas técnicas de títeres prestadas del wayang golek de Indonesia para Ruukada golek, que cuenta una historia moderna inspirada en un cuento popular de Sri Lanka, mezclando tambores tradicionales gamelanes y de Sri Lanka. El espectáculo fue financiado por la Embajada indonesia de Colombo. En 2012, con la financiación del Goethe-Institut (Intituto cultural alemán) de Colombo, el artista de títeres tradicional Premin Ganvari actuó en Recapturando a Premin en el Festival Jaffana.

Los títeres son utilizados en la educación sobre el SIDA, formación corporativa, actuaciones en escuelas, etc. Hoy en día, está ocurriendo el renacimiento del arte del títere contemporáneo en las áreas de la educación y la actuación en Sri Lanka. El reto es conseguir que los titiriteros tradicionales se unan al resto, ya que los trabajos puramente tradicionales no son muy atractivos para el público contemporáneo.

Bibliografía

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  • “Recapturing Premin at Columbo Dance Platform 2012 Rooja Puja.” YouTube [online]  http://www.youtube.com/watch?v=yRAF4R1hhHQ
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  • Tilakasiri, Jayadeva. Puppetry in Sri Lanka. Colombo: Department de asuntos culturales, 1971.