Las tradiciones del teatro de títeres ucraniano tienen sus raíces en las liturgias eslavas, los ritos paganos y las actuaciones en las que se utilizaban diversas máscaras y muñecos. Entre el siglo XVI y el siglo XVIII, el vertep (“gruta” en eslavo antiguo) o actuación navideña, Nacimiento, se hizo muy popular. La construcción del belén y el desarrollo dramático son idénticos a los de la szopka polaca (véase Polonia) o de la batleïka bielorrusa (véase Bielorrusia), salvo por algunas particularidades. Se trataba de una caja con forma de casita en cuya parte superior se ponía una cruz. Bajo ésta, se ponía, antes del comienzo del espectáculo, una bombilla encendida tras una ventana con forma de estrella. El lado abierto hacia el público presentaba dos niveles en los que una ranura permitía la manipulación de los pequeños títeres de vara a la cabeza o de empuñadura. Los títeres solían ser de madera y tan solo podían hacer movimientos muy sencillos.
El nivel superior se reservaba a la representación del Nacimiento, donde aparecían los ángeles y los reyes magos con sus regalos. Después, la acción de desplazaba al piso inferior donde se representaba la matanza de los inocentes por parte de Herodes precediendo a la obra de los Zaparogos (cosacos), parecida a los otros espectáculos callejeros europeos.
El vertep es una de las formas de teatro tradicional más misteriosas que existen, y no solo por mostrar una representación arcaica del universo, sino porque también mezclaba las dos formas teatrales de la época, la sagrada y la (muy) profana.
La primera huella escrita del vertep se encuentra en las crónicas de 1533 de la escuela de teología de Lviv, a propósito de la residencia de los estudiantes itinerantes, o bursa. De hecho, fueron los estudiantes de la bursa los que comenzaron a hacer funcionar al vertep yendo de pueblo en pueblo; podemos encontrar una descripción en Viy o el diablo (1835), de Nikolaï V. Gogol.
En 1770, el teatrillo más antiguo de vertep en el pueblo cosaco de Sokyryntsi (provincia de Poltava) fue adquirido por un terrateniente, Grigori Galagan. Sus figuras orientales están expuestas en el museo de títeres del teatro Sergueï-Obraztsov de Moscú, mientras que el teatrillo (el belén) se encuentra en el museo del Teatro Central, también de Moscú. Por otra parte, existe un festival de vertep en Moscú desde 1995, organizado inicialmente por Viktor Novatski (1929-2003) e Irina Ouvarova.

La profesionalización

Junto a las formas populares, también existía en Ucrania una forma teatral más profesional de títeres. A partir del siglo XVIII, los titiriteros europeos (italianos, alemanes y franceses) representaban farsas y comedias, mayoritariamente con títeres de hilos. En el siglo XIX, también se unieron los espectáculos de autómatas y el teatro óptico y mecánico.
A comienzos del siglo XX, las personalidades del mundo teatral y los artistas se interesaron por las tradiciones populares. En 1905, el compositor y musicólogo Nikola Lyssenko (1842-1912) dio un espectáculo a base de vertep en su estudio de música y de teatro de Kiev. Aleksander Stepanovitch, apodado el Koubass (1887-1942) también fue atraído por la representación de la Natividad; en 1916, fundó la compañía del Teatro Joven, y uno de sus primeros espectáculos, que marcaron la vida teatral ucraniana, fue vertep, representado en un belén sobredimensionado en el que los actores de carne y hueso imitaban los movimientos mecánicos de los títeres del nivel superior, mientras que en el inferior, el elemento de la comedia era representado al estilo teatral habitual.
La compañía Bi-Ve-Mar, fundada en Kharkiv por dos artistas plásticos, Piotr Djounkovski y Vera Beloroussova, también se inspiró en la tradición. Influenciados por los titiriteros checos, los dos artistas soñaban con un teatro experimental que combinara varias técnicas, títeres de hilos, sombras y ventriloquia, de ahí el nombre de la compañía, Bi (primera sílaba del nombre de un títere, Bi-Ba-Bo), Ve de ventrolka, “ventrílocuo” y Mar por “marioneta”. Su primer espectáculo fue El ruiseñor (1922) inspirado en Hans Christian Andersen. Y el éxito llegó, luego se unieron a Nina Simonovitch-Efimova e Ivan Efimov, de quienes ellos fueron, en parte, sus alumnos.

El periodo soviético

Al contrario que en el resto de repúblicas que formaban la Unión Soviética, Ucrania siguió siendo, en cuanto al teatro, bastante independiente, pero siempre dentro de los límites de la preponderancia rusa. Así, los teatros de títeres dirigidos al agit-prop aparecieron en Ucrania en la década de 1920, pero estaban centrados sobre el modelo del vertep. Uno de los iniciadores de este movimiento fue Oleg Kissil, quien, en 1918, escribió un libro y varios artículos sobre el vertep, su profesionalización y su adaptación de los textos contemporáneos. Estas ideas se llevaron a cabo con El “Vertep” revolucionario, llevado al escenario en 1923 en Mejigoriye, de mano de los alumnos y profesores de la escuela de arte dirigida por Pavel Gorbenko.
En las década de 1930 y 1940, el teatro de títeres ucraniano estuvo muy influido por las concepciones y espectáculos de Sergueï Obraztsov. Entre 1934 y 1940, cerca de treinta teatros de títeres, es decir uno en cada centro regional o casi, intentaron dotarse de una compañía parecida a la suya, utilizando al igual que él títeres de guante o de varillas, y con decorados y estilos de actuación parecidos a los suyos.
Tras la Segunda Guerra Mundial no quedaron más de doce. Los espectáculos de la posguerra y de los primeros años de la década de 1950 se acercaban al realismo, con sus decorados de teatro en miniatura y sus títeres que evocaban a maniquíes.
Viktor Afanassief tuvo un papel decisivo en la reorientación del arte ucraniano del títere. En 1952 se hizo director del Teatro de títeres de Kharkiv y se convirtió en la mejor compañía ucraniana; además, suscitó una generación de titiriteros profesionales que se hizo conocida en el exterior: Valeri Volkhovski, Leonid Khaït, Sergueï Efremov, Viktor Chraïman, Youri Friedman y actores como Eleonora Smirnova, Charles Phoerberg y Evgueni Terletski.
La década de 1960 estuvo marcada por un despertar de las organizaciones profesionales ucranianas. La sección Títeres de la Sociedad teatral de Kiev organizó seminarios, conferencias y festivales con gran éxito. El repertorio ya solía estar compuesto más fácilmente por autores ucranianos como Grigori Oussatch, Vladimir Orlov y Piotr Vyssotski. Las obras de Efim Tchepovetski (Dios mío, Mytsik!, ¡Yo soy un pollo, tú eres un pollo!, Cuento de hadas al revés) que se volvieron muy populares.
Se abrieron departamentos de títeres en las diversas escuelas superiores de arte (en el teatro de Kiev con Aleksander Solomarski en 1966; en el Instituto de arte de Kharkiv con Viktor Afanassiev en 1969) y pronto, los graduados por estas escuelas se convertirían en directores de compañías.
En las décadas de 1970 y 1980, Sergueï Efremov, Youri Sikalo (del Teatro republicano de títeres), Boris Azarov (del Teatro de títeres de Crimea establecido en Simferopol), Valeri Bougayov (del Teatro de títeres de Dniepropetrovsk) y Leonid Popov (del Teatro de títeres de Khmelnitskyï) estaban considerados como la élite del arte del títere ucraniano.
En 1975, crearon el Teatro nacional de títeres de Loutsk (en el noroeste), y este teatro, dirigido por Danila Pochtarouk, se convirtió en el foco de los festivales de títeres ucranianos inaugurados en 1983, y a los que fue añadido, a partir de 1992, un festival del vertep.

Las tendencias postsoviéticas

La caída de la Unión Soviética puso al teatro de títeres ucraniano en una situación difícil, al igual que al resto de las repúblicas. Aun así, la mayoría de las compañías nacionales o comunales siguió con sus actividades, junto a muchas troupes privadas. De esta forma, el Teatro de títeres de Kiev fue, al principio, una empresa privada, fundada por el director, fabricante de títeres y escenógrafo Mikhaïl Yaremtschouk en 1989. Comenzó con espectáculos para niños (Aquí vivía un viejo, Una bolsa rodaba, ¿Quién puede despertar al sol?, Caperucita roja), pero sus cualidades dramáticas y técnicas también estaban dirigidas a los adultos. Más adelante, la compañía representó obras como El cerezal de Anton Tchekhov y La casa que Swift construyó de Grigori Gorine. Todos los espectáculos de Yaremtchouk y de su escenógrafa y fabricante de títeres Tatiana Torbenko se basan, de alguna forma, en los mitos de la creación, ya que los titiriteros muestran a plena vista todo su universo escénico. La compañía ha realizado giras por Europa.

Bibliografía

  • Fedas, I. E., Ukrainskiy narodniy vertep (v issledovaniyakh 19-20 vekov) [El Vertep popular ucraniano en investigaciones de los siglos XIX y XX], Kiev, 1987 (en ruso).
  • Franko,  I., “Do istorii Ukrainskogo vertepu 18 veku” [Historia del vertep ucraniano en el siglo XVIII], Zapiski Naukovogo Tovaristva ([Actos de la Asociación científica], vol. 71-72, 1906 (en ucraniano).
  • Goldovsky, B. P. y S. A. Smelyanskaya, Teatr koukol Ukrainy [El teatro de títeres ucraniano], San Francisco, International Press, 1988 (en ruso).