Títeres de hilos de Karnataka, al Sur de la India. El yakshagana gombeyata o “canto de seres celestiales” deriva de la cultura de los bhuta, divindades agrarias que viven en los arrozales de Karnataka, uno de los estados del Sur de la India, desaparecen en el seno de minúsculos templos entre los tallos maduros. Desde hace siglos, los actores rurales les ofrecen sacrificios tras las cosechas y las celebran interpretando dramas bailados llevando el nombre de yakshagana. Para estos, se utilizan los arrozales secos a modo de escenario, extendiendo telas sobre tres lados de un cuadrado imaginario. Pasan entre tres y cuatro horas maquillándose, superponiendo piezas de tela sobre sus cuerpos y construyendo un gigantesco peinado-tiara sobre sus frentes, cruzando cientos de cintas de colores. Sólo los hombres, actores-bailarines, toman parte en la dramaturgia ritual.

A mediados del siglo IX, los mismos dramas bailados eran representados, esta vez, por grandes títeres (mencionados en los purana), completando así la devoción de los aldeanos que nunca se cansan de observar ya sean actores o títeres.

Éstos últimos, esculpidos en madera ligera por otros fabricantes distintos de los titiriteros, muestran un rostro expresivo coronado por un alto sombrero; los brazos y las piernas articulados están recubiertos de tela y bisutería. Los pies gruesos y cuadrados, esculpidos también, quedan a la vista de los espectadores pues descansan sobre el suelo.

Los titiriteros manipulan las treinta o cuarenta figuras necesarias para un espectáculo, desde arriba, gracias a seis hilos. A veces un hilo suplementario se añada para el manejo de un sable, de una antorcha o un caballo. Los manipuladores bailan con los títeres, escondidos tras una tela negra. El grupo, dirigido por un baghavatar, narrador imaginativo, bailarín, músico y experto en manipulación, sigue la historia cantada por un vocalista, apoyado por un chende (tambor vertical) y a veces por un madale (tambor horizontal).

Como el yakshagana humano, el yakshagana de títeres se apoya preferentemente en los episodios de Mahâbhârata, debido a la acción que aportan las justas, las escenas de batalla y las apariciones sobrenaturales.

Estos títeres sufrieron un periodo de decadencia tras el siglo XVI, despareciendo casi por completo. Revitalizados durante el siglo XIX, adquiririán un renombre internacional solamente a partir de 1978 gracias al Festival de las Artes Tradicionales de Rennes que invitó a Kogga Kamath (1921-2003), el último maestro y manipulador de éstos títeres, para una gira europea. Recompensado por la Sangeet Natak Akademi, este teatro, cuyas compañías se han multiplicado y la más importante es dirigida por Bhaskar Kamath, hijo de Kogga Kamath, ha experimentado un significativo aumento de interés más allá del distrito Kundapura, su lugar origen.