Fue un director de teatro de sombras francés. Séraphin abrió un teatro cuando tenía veintitrés años, al fondo de un  albergue del jardín Lannion de Versailles. Sus “sombras de escenarios cambiantes” obtuvieron un gran éxito gracias a los aristócratas y a la clase obrera. Le contrataron para actuar tres veces por semana delante de la Corte durante el carnaval, y consiguió, gracias a sus representaciones, el título de Espectáculo de los niños de Francia. Una vez obtuvo dicho reconocimiento, se fue de Versailles en 1784, y se instaló en París, en las galerías del Palais-Royal, que habían sido acabadas poco antes. Aquel lugar se convirtió en el teatro de sombras chinescas, y la popularidad de Séraphin llegó a ser tan grande, que durante mucho tiempo, a todos los espectáculos de sombras, se les dio su nombre.

Su repertorio era muy variado. Le Pont cassé (El puente roto), Le Bois dangereux ou les Deux Voleurs (El peligroso bosque o los dos ladrones), Arlequin corsaire (El corsario Arlequín), Le Cabriolet renversé (El cabriolé volcado), Les Caquets du matin (Los chismorreos de la mañana), todos ellos escritos por Dorvigny, o La Chasse aux canards (La caza de los patos), Le Gagne-petit (El necesitado), L’Écrivain public (El escritor público), La Mort tragique du Mardi-gras (La muerte trágica del martes de carnaval), escrito por Guillemain, adaptaciones de cuentos (Pulgarcito, Cenicienta) y cuentos mitológicos (El rapto de Proserpina) obtuvieron el consentimiento de todos hasta la Revolución. Los cambios políticos llevaron a Séraphin a aliarse con el bando republicano. Presentó La Démonseigneurisation (1790) y La Fédération nationale (La federación nacional, 1793). Cuando llegó el Consulado, retomó su repertorio anterior. Después de su muerte, sus descendientes perpetuaron la tradición hasta 1870. El teatro tan solo se trasladó a Jouffroy en 1859.