Es un espectáculo de títeres ucraniano que representa la Natividad (ver Nacimiento). Según muchos investigadores, el vertep (literalmente “gruta” en eslavo antiguo) emergió a finales del siglo XVI o a comienzos del siglo XVII. El movimiento nacional y una cultura ucraniana comenzaron a afirmarse ante la influencia polaca-lituana de Moscú. Los gustos e intereses de los campesinos y cosacos que formaban la mayoría de la población dejaron su marca sobre el vertep ucraniano que se convirtió en la forma nacional del teatro de títeres.
El vertep presentaba un carácter doble: sagrado, inspirado por los evangelios, y profano, con intermedios sobre la vida social, política y cotidiana del país. El filósofo ucraniano Hryhorij Savyc Skovoroda decía que el vertep representaba en realidad a tres mundos: el de Dios y el cosmos, el de los vivos y el de los símbolos. De esta forma se puede explicar la distribución de tres niveles (con dos niveles principales) de la obras representadas en una “barraca” o “caja” de títeres: el nivel celeste, donde reinaban las divinidades, el nivel bíblico, donde se representaba el misterio de la navidad, y finalmente, el terrestre, donde se actuaban cortas escenas sacadas de la vida del pueblo ucraniano.
Los títeres del vertep tradicional solían estar esculpidos en madera y no podían mover sus miembros. Por lo tanto, sus gestos se reducían a un solo movimientos que debía expresar la esencia de su personaje. Estos títeres reflejaban una parte de la estructura social de la época: el cosaco Zaporoguets, el anciano, la anciana, la sirvienta, la niña, el posadero, el estudiante de teología (bursa), el gitano, el terrateniente polaco, el moscovita y el cura que aparecía durante los intermedios. Zaporoguets tenía el papel principal a la hora de personificar el patriotismo, el sentido del honor, y el desinterés por la temeridad. En las relaciones y choques entre dichos personajes asomaban las personalidades, intereses y maneras de pensar de los diversos grupos sociales, y más generalmente, la vida y cultura del pueblo ucraniano de la época. La representación de la natividad no era realista o histórica, pero todos los personajes representaban cualidades psicológicas y funciones de orden social: de esta forma, Raquel era más ucraniana que judía y personificaba la vulnerabilidad, el rey Herodes el poder y la culpabilidad, María y José la bondad y la gentileza, los reyes magos la hipocresía y los pastores la veneración y adoración de Dios. Los personajes populares del vertep también tenían sus funciones específicas. Zaporoguets era valiente y fuerte, y su títere era el más alto, medía 32 centímetros a diferencia de los 24 que medían el resto. Vestía con un abrigo (un zhupan) y con largos pantalones de color azul oscuro o rojo y tenía la cabeza rapada y un negro bigote caído. Además, tenía una pose típica, levantando uno de los brazos ante el enemigo en defensa de la madre patria y blandiendo con la otra mano una maza que simbolizaba el poder. De esta forma encarnaba la clase típica de los cosacos zaparogos ucranianos que se afirmaron a partir del siglo XVI y se rebelaron contra la dominación extranjera en el siglo XVII. Los demás personajes de los intermedios eran campesinos ucranianos característicos, terratenientes polacos, soldados moscovitas y curas. El desarrollo del vertep ucraniano ha estado influenciado por la dramaturgia enseñada en la Academia de Kyievo-Mikhylev (Kiev) fundada sobre el modelo clásico, prótasis-epítasis-catástasis-catástrofe (o Introducción-intriga-nudo-desenlace) y se decía que los estudiantes “caminaban con un vertep”. Los textos combinaban estilos literarios y estaban en distintas lenguas, en ucraniano, eslavo (o eslavo antiguo), ruso, polaco y húngaro, y estas lenguas se repartían en tres estilos (“alto”, “medio” y “bajo”) según el género y el objetivo perseguido. Por otro lado, el vertep ucraniano asociaba directamente la actuación y la música: habitualmente, una gaita acompañaba la escena de la natividad y los aires y danzas populares los intermedios profanos. También se podía ver bailar a una “cracoviana”, a una “kamariskaya” o cualquier otro baile europeo. La asociación entre la metáfora, la alegoría, el aforismo, el retrato y la reflexión, a través de la expresión plástica de los títeres, ofrecía una representación muy viva del mundo y del hombre que permitía al vertep la inculcación de valores espirituales, estéticos y morales de la época y el poder expresar la experiencia histórica del pueblo ucraniano. Combatido por el gobierno comunista, este género en particular dejó de existir en su forma original e histórica a partir de la revolución de octubre de 1917. Sin embargo, su herencia artística ha sido conservada y reavivada sobre el escenario del teatro contemporáneo ucraniano gracias a los esfuerzos de algunos creadores.
Bibliografía
- Fedas, I. E., Ukrainskiy narodniy vertep (v issledovaniyakh 19-20 vekov) [El Vertep popular ucraniano en investigaciones de los siglos XIX y XX], Kiev, 1987 (en ruso).
- Franko, I., “Do istorii Ukrainskogo vertepu 18 veku” [Historia del vertep ucraniano en el siglo XVIII], Zapiski Naukovogo Tovaristva ([Actos de la Asociación científica], vol. 71-72, 1906 (en ucraniano).