Personaje y género de teatro de sombras griego. Desconocido en la antigua Grecia, el teatro de sombras, nacido probablemente en Asia, aparece en Egipto a partir del siglo X y en el Imperio Otomano a partir del siglo XV. A partir  del siglo XVII se extendió por las ciudades de los Balcanes, en las cortes de pachás locales y en los cafés, convirtiéndose en el género popular que no ha dejado de ser desde entonces. El término karaghiozis es una transformación fonética del karagöz turco. A principios del siglo XIX este teatro se documenta en Atenas, Halkida o Nauplia (desde 1809 en Ioannina, en Epiro, si creemos en un relato del viajero británico John Cam Hobhouse). Al principio, conservó los rasgos originales del personaje de Karagöz: hipócrita, grosero e inmoral, con sus insinuaciones lascivas. Luego, a partir de la década de 1880, estos se desvanecieron bajo la presión de una burguesía urbana enamorada de la cultura occidental, mientras se afirmaba la tradición “heroica” o “Epiro” con la helenización de los nombres de los personajes y del repertorio. Los personajes principales fueron rebautizados: Karagöz se convirtió en Kargahiozis, un ladrón, por supuesto, pero al mismo tiempo un patriota modelo; Hacivat era Hatziavatis, un griego moral, honesto y trabajador; Çelebi, el joven dandi y elegante, ahora se llamaba Sior Dionysios, imitando la moda occidental; el enano Bebe Ruhi se convirtió en Omorfonios, personaje de apariencia ridícula, mientras que el Judío se convirtió en un comerciante de Salónica; la mujer de Karaghiozis tomó el nombre de Aglaea, riñendo a su marido como su homólogo turco. También encontrábamos la cortesana de costumbres escandalosas y otras figuras locales. La apariencia de Karaghiozis cambió: su brazo se estiró de manera desproporcionada para presentar cuatro o cinco articulaciones y el escenario fue ampliado. A mediados del siglo XX, Yorgos Haridimos actuaba detrás de una pantalla rectangular de alrededor de 1,50 metros de altura y 5 metros de largo, iluminado por doce lámparas. Una segunda pantalla podía bajar para sustituir a la primera sin que el público se diera cuenta, con el objetivo de realizar rápidos cambios de escena. El primer titiritero (el karaghiozopaichtis) manipulaba todas las sombras y hacía todas las voces. Le asistían uno o dos aprendices que se ocupaban de los efectos de sonido, instalaban y cambiaban las escenas  y manipulaban los títeres restantes. Originalmente, el sombrista estaba acompañado también por un cantante y un organista, pero debido a la falta de medios, a partir de 1930 tuvieron que ser sustituidos por grabaciones en discos y después casetes y CDs.

Hacia 1890, Mimaros fue uno de los grandes reformadores del género y de nuevos personajes, que expresaban las características sociales y lingüísticas de la sociedad griega de la época. Hicieron su aparición Barba-Ghiorgos, ganadero inculto, ingenuo, pero en el fondo sincero; Nionios, noble originario de Zante de Patras; Stavrakas, originario de la isla de Syros pero sobre todo personaje típico de El Pireo, más bien cobarde y temeroso, pero astuto. Con la excepción de las manifestaciones de carácter sexual, se conservaron todas las características físicas del personaje tradicional turco de Karagöz: la joroba, la nariz prominente, el brazo largo para administrar los golpes y el ojo brillante. Una parte del repertorio otomano fue preservada, especialmente las obras que ofrecen Karaghiozis con innumerables profesiones y adaptado a las profesiones contemporáneas. El Karaghiozis alcanzó su apogeo entre 1890 y 1930, pero después de la Segunda Guerra Mundial (durante la cual algunos titiriteros como Antonis Mollas, Orestis Anestis Vakaloglou y Sotiris Spatharis (ver Eugenios Spatharis) se distinguieron por sus obras patrióticas), perdió su entusiasmo e inspiración, debido principalmente al empobrecimiento de la cultura popular y la pasividad de la audiencia, que estaba formada cada vez más por niños y turistas. De artesano, el manipulador de sombras se convirtió entonces en “artista” y su espectáculo dejó de estar cimentado en intercambio, en su día fértil, entre la participación del público y la improvisación; el espectáculo popular se convirtió en teatro folclórico urbano.

El karaghiozis hoy en día

El uso con fines educativos en las escuelas y en el  teatro para niños transformó la naturaleza del espectáculo: se desarrollaron nuevos temas basados en la mitología griega, en las obras de Sófocles o Aristófanes, así como los cuentos de hadas. Poco compatibles con esta vocación, el carácter y el comportamiento insolente y subversivo del personaje de bufón astuto fueron incluso borrados. Existían muchos libretos (más que para los otros géneros de teatro folclórico en Europa), pero los antiguos de la preguerra han desaparecido hoy en día. Sin embargo, disponemos de grabaciones de vídeo y se invita frecuentemente a la televisión al karaghiozis, mientras que artistas como Eugenios Spatharis, (y el Museo del Teatro de Sombras «Spathario» de Maroussi) Tasos Konstas (en su teatro del barrio Plaka, en Atenas) o Panos Kapetanidis (en Keratsini y fuera de Grecia) perpetuán la tradición.

Bibliografía

  • Myrsiades, Linda S. Karagiozis Heroic Performance in Greek Shadow Theatre. Hanover (NH): Univ. Press of New England, 1988.
  • Myrsiades, Linda S, and Kostas Myrsiades. Karagiozis: Culture and Comedy in Greek Puppet Theater. Lexington (KY): Univ. Press of Kentucky, 1992.
  • Roussel, Louis. Karagheuz ou un théâtre d’ombres à Athènes. Athens: Imprimerie royale, 1931.
  • Yayannos, A., Ar. Yayannos, and J. Dingli. The World of Karaghiozis. Figures. From the collection of the puppet-player Thanassis Spyropoulos. Athena, 1976. (In Modern Greek and English)
  • Yayannos, A., Ar. Yayannos, and J. Dingli. The World of Karaghiozis. Set. Athena, 1977. (In Modern Greek and English)