Fue el manipulador de sombras griego más famoso de los maestros del karaghiozis. Le inició su padre, Sotiris Spatharis y, cuando cogió el relevo en 1942, se distinguió principalmente porque dio a conocer el teatro de sombras griego en el extranjero. Desde el año 1953, pudimos verlo en el Carnegie Hall de Nueva York, en Canadá y en Cuba, en 1958, en el Festival internacional de teatro de sombras en Bruselas y el año siguiente en el de París. En 1961, estuvo en el Cairo y en 1962, consiguió el premio del Festival mundial de teatro de sombras y de títeres en Roma. La televisión griega naciente empezó a emitir sus espectáculos en 1966. En los años 1970, siguió con sus giras en Polonia, Gran Bretaña, Alemania, Dinamarca y en Suiza. En 1980, un festival internacional le rindió homenaje en París. Además de las obras del repertorio tradicional, como Alejandro Magno y el dragón maldito, que presentaba en sus comienzos, Eugenios Spatharis supo adaptar para el teatro de sombras comedias del repertorio griego antiguo, como Las Ranas, de Aristófanes, que adaptó en 1980. Fabricó también trajes para el teatro de actores, ilustró varios libros y sus pinturas se expusieron en Grecia y en el extranjero. Este incansable embajador del karaghiozis no paró, hasta los años 2000, de participar en manifestaciones internacionales sin olvidar su papel en la educación y en la formación. Fundó entonces una escuela para prestidigitadores en Dinamarca en 1980, todavía activa, y le invitaron a París para enseñar su arte a jóvenes titiriteros en la primavera del 2004. En 1995, en colaboración con la municipalidad de Maroussi, cerca de Atenas, creó el Museo de teatro de sombras Spathario, que acoge a muchas figuras hechas en la mayoridad por su padre o por él mismo.