Artista polifacético: pintor, escenógrafo, fotógrafo, diseñador y profesor de dibujo en la Escuela Normal o de Magisterio de Granada. Desde su llegada a esta ciudad en 1917 formó parte activa en su vida cultural, participando en tertulias y en el Centro Artístico, para luego fundar el Ateneo Científico y Literario en 1925, institución de la que fue presidente.
En ese entorno conoció a Federico García Lorca y Manuel de Falla, entre otros artistas. Fruto de esa amistad fue la función organizada por Lorca el 6 de enero de 1923 en la casa su familia poseía en Granada. Manuel de Falla fue responsable de la selección musical; Lanz llevó a cabo el diseño y elaboración del retablillo, escenografía, decorados y muñecos —basados en el cristobita andaluz, primo hermano de Punch y Polichinela— así como los bocetos del vestuario de las obras representadas en aquella ocasión: el Auto de los Reyes Magos, anónimo castellano del siglo XIII; el entremés atribuido en aquella época a Cervantes Los dos habladores, y La niña que riega la albahaca y el príncipe preguntón, cuento tradicional andaluz adaptado por Lorca para la escena. Luego, trabajó en El retablo de maese Pedro de Manuel de Falla en la confección de las cabezas y manos de los muñecos, las figuras planas y los decorados del cuadro segundo y quinto.
Otras de sus incursiones teatrales, entre otras, fueron el decorado, escenografía y figurines para El gran teatro del mundo de Calderón que se representó en la Alambra durante el Corpus de 1927 y así como para La moza del cántaro y el auto La vuelta de Egipto, en la Universidad de Granada con motivo del III Centenario de Lope de Vega en 1935.
La guerra civil sorprendió a Lanz trabajando en el grupo de teatro La Carreta, integrado por estudiantes de la Federación Universitaria Escolar. A pesar de no estar afiliado a ningún partido político, parte de los ejecutados en Granada tras el alzamiento militar —como el propio Federico García Lorca— eran amigos suyos. Lanz fue detenido e interrogado y, aunque corrió mejor suerte, fue suspendido de empleo y sueldo durante la contienda. En 1938 se le repuso en sus cargos académicos, pero se le castigó destinándole a Logroño, aunque meses después consigue volver a su puesto en Granada. Como consecuencia de todas estas vicisitudes, Lanz dejó de ser el artista polifacético que era, aunque en ocasiones acometiera algunos proyectos. En los últimos años de su vida, gracias a la marioneta del payaso Totolín —creado en los cuarenta— y transformado en figura periodística de La Estafeta Literaria del articulista Covaleda, Lanz pudo dar rienda suelta a parte de sus frustraciones.