El término de secreto profesional designa, de forma general, la regla del secreto a la cual se someten (o se sometían, porque ha caído en desuso) los prestidigitadores, magos e ilusionistas que,  en principio, juran no revelar sus trucos fuera de la profesión. Se trata de una vieja tradición: en el siglo XV, la complicada maquinaria de los misterios estaba gestionada por los “maestros de los secretos”, que ya prestaban juramento (véase secreto). Los “secretos” eran, entonces, técnicamente hablando, el conjunto de sistemas de cuerdas y resortes que hacía funcionar las máquinas y las estatuas animadas. En sentido especial, entre los titiriteros, el término de secreto profesional significa la operación por la cual el artista organiza los hilos de su títere, ajusta la longitud y la tensión, y dispone el control: operación decisiva que transforma el objeto inerte en un objeto que se puede animar y al que, de alguna manera, le da “vida”.

Véase también títere de hilos.