Birmania (oficialmente, Unión de Myanmar) está poblada por birmanos, mon, chan y karen principalmente. El budismo es mayoritario en la región, pero la creencia en los nat, espíritus de la religión animista, permanece viva.

El teatro de títeres tradicional (yoke thay) data del siglo XV. Después de haber alcanzado su máxima popularidad en el siglo XIX, cedió su terreno a espectáculos más ligeros.

Los títeres

Una compañía de títeres cuenta al menos con veintiocho personajes. Los decorados incluyen, por ejemplo, un trono y fondos pintados que representan el lugar de la acción, un bosque o un palacio. Los personajes son humanos, animales o seres míticos. Cada uno posee su manera propia de bailar y está acompañado de instrumentos de música y cantos (se dice que los bailarines humanos han calcado sus movimientos de los títeres).

Un títere humano se compone de dieciocho piezas: la cabeza, el cuello, dos para el cuerpo, tres para cada brazo, cuatro para cada pierna. Los hilos, generalmente un total de once, están divididos en dos grupos: cinco, atados a un control en “H”, animan la cabeza, los hombros y las caderas, mientras que los otros seis, que flotan libremente sobre el control, animan los antebrazos, los muslos y las manos. Cabe destacar que están provistos de órganos sexuales disimulados por la ropa. El cuerpo, con una altura de 45 a 70 centímetros, está confeccionado con maderas resistentes pero ligeras y fáciles de trabajar, como el yamanay (Gmelina arborea).

Las cabezas, las manos y los pies son esculpidos y pintados, después de lo cual se montan las diferentes partes del cuerpo. Los hilos se fijan entonces al control y, en la última etapa, el personaje es vestido con su traje y se le añaden los atributos que le son propios. Se venden figuras más pequeñas como recuerdos en las tiendas de los templos.

El espectáculo

El nombre ah myint thabin, “espectáculo alto” se explica por el hecho de que los títeres actúan por encima del suelo (y no a su nivel, como en los espectáculos de bailarines humanos o ah naint thabin). Los titiriteros, sobre una plataforma situada detrás de una rampa, no dejan ver más que su busto por detrás de un telón pintado delante del cual se anima los títeres y detrás del cual se organizan los personajes que no participan en ese momento de la representación. El espectáculo dura generalmente toda la noche. Las compañías incluyen titiriteros, cantantes e instrumentistas. El espectáculo comienza con la aparición del Thagyar Min, rey de los espíritus (nat), y el Médium (Natkadaw), que muestra su lealtad a Buda y al nat. Después intervienen muchos personajes que representan la Creación del mundo (Himavunta): el Caballo blanco, el Mono y los dos Ogros, Zawgyi el mago, Garuda y Naga, respectivamente el Sol y la Serpiente mitológicos que luchan. Después del caos de la Creación, la Fundación del reino pone orden con personajes como el Príncipe y la Princesa, los Ministros, el Astrólogo real, los Pajes y los Bufones. La segunda parte del espectáculo escenifica un jâtaka (“nacimiento”), nombre otorgado a las 547 historias que cuentan las vidas anteriores de Buda y cuya última decena es a menudo explotada por los espectáculos de títeres. Toda clase de aventuras mezclan reyes, príncipes y princesas, ermitaños y sabios. Cada jâtaka simboliza una virtud particular: honestidad, prudencia, amor filial, etc. El desenlace es imperativamente feliz, donde se recompensa la virtud y se castiga el mal. El espectáculo termina con un dúo, muy apreciado por el público, entre el Príncipe y la Princesa. Estos dos últimos y el Natkadaw son títeres danzantes que sólo los mejores titiriteros pueden manipular.

Los vocalistas, que cantan o declaman los textos de los papeles más complejos, como el Príncipe y la Princesa, están sentados cerca de los titiriteros. Deben poseer varios estilos de canto, un amplio conocimiento de la literatura, especialmente poética, y saber encadenar los diálogos sin cortes.

La orquesta (hsaing-waing), que acentúa los momentos dramáticos, consiste principalmente en un conjunto concordado de tambores y de metalófonos, apoyados por oboes y diversas percusiones (tambores, timbales, badajos y bloques de madera). Se representa una especie de obertura antes del espectáculo. La repetida destrucción y recreación del mundo por el fuego, el viento y el agua, se restituye mediante la percusión de un gong suspendido, toques de címbalos y rápidos redobles de tambor.

El futuro

En la Birmania desvinculada de la Commonwealth e independiente desde 1948, los conjuntos tradicionales de títeres se hicieron menos habituales, especialmente cuando el régimen militar (a partir de 1962) hubo expresado, con sobreentendidos políticos, su interés por esta arte. Sin embargo, la apertura del país hacia el turismo ha suscitado, entre los propios birmanos, un regreso al títere tradicional.

Afortunadamente, muchos viejos titiriteros siguen en activo y transmiten su saber a las nuevas generaciones. Entre estos, cabe mencionar a U Pan Aye (Mandalay), U Thun Gyi (Rangún) y U Maung Hla (Pagan). U Pan Aye (apodado “Baba”) es la estrella del Teatro de Títeres de Mandalay, construido especialmente para turistas y donde los espectáculos no duran más de una hora aproximadamente. U Maung Hla (“Zawgyi Pyan”) actúa sobre un pequeño escenario en el patio de su casa. La nueva generación ha adoptado también la fórmula de las cenas-espectáculo en los hoteles turísticos. El Teatro de Títeres de Mandalay representa con frecuencia sus montajes en el extranjero con éxito e, incluso en Birmania, sus representaciones, especialmente en fiestas religiosas, son muy frecuentes. A pesar de la fuerte competencia del cine y de la televisión, el teatro de títeres se mantiene gracias a que se adapta al mundo moderno. Su clientela ha cambiado: ya no son los soberanos, sino los turistas.

Bibliografía

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