Habitualmente se relaciona marionetas con figuras menudas, pero eso no es necesariamente así.La definición de gigante es una cuestión de escala, ya sea en relación a otras figuras o a actores de carne y hueso.
Los gigantes forman parte de la mitología popular en muchas culturas. En Londres las figuras gigantes de Gog y Magog, guardianes de la ciudad, se han paseado por las calles desde la época del Rey Enrique V. Hay gigantes, gigantones, cabezudos por toda Europa. En el norte de Francia y Bélgica muchas ciudades tienen sus figuras gigantes que se sacan para celebraciones especiales. En Douai, la tradición de los “gayants” se remonta al siglo XVI y a principios de julio grandes figuras se pasean por la ciudad. Hoy la figura principal es de más de 8 metros de altura, pesa más de 300 kilos y requiere de ocho porteadores.
En Portugal hay referencias sobre el uso de un gigantone desde 1265 en una procesión religiosa en Évora simbolizando uno de los vicios vencidos por Cristo Sacramentado.Varias celebraciones portuguesas tienen figuras gigantes, que habitualmente miden entre 3,5 y 4 metros de altura y tienen grandes cabezas hechas de papel maché.
En las fallas de Valencia, España, son extraordinariamente importantes las grandes figuras, muchas de las cuales se pueden catalogar como obras de arte por mérito propio. Los orígenes de ésta celebración son medievales y más tarde se relacionó con la festividad de San José, en marzo. La fiesta mantiene su asociación con las hogueras pre-cristianas, y las propias fallas se queman al final de las festividades.
Ciertamente, las Marionetas Gigantes las popularizó teatralmente en Occidente el Bread and Puppet Theater, uno de los grupos más influyentes e inspiradores del siglo XX.Tales figuras tienen un impacto visual inmediato y son muy adecuadas para el trabajo de calle, ya sea en actos de protesta o simplemente en espectáculos populares.En Brasil, especialmente en Olinda y Recife, las marionetas gigantes se han convertido en una pieza importante del carnaval, y lo mismo sucede en el actual desfile del Día de San Patricio en Dublín con grupos como Macnas, cuya popularidad se basa en este tipo de trabajo.En la mayoría de casos su uso es más procesional que teatral y no es raro que las figuras se monten en carrozas.Sin embargo, algunas compañías han tratado de teatralizar el entorno urbano.La más significativa de ellas es probablemente Royal de Luxe cuyas enormes figurasmecánicas, a menudo con muchos operadores, tienen el tamaño necesario para competir con los edificios de la ciudad.
En India, se celebran anualmente durante el mes de octubre, las fiestas del Dussehra, que celebran el triunfo del Bien sobre el Mal. Hay muchas fiestas locales en algunas zonas de la India que pueden durar hasta diez días. Como parte de las fiestas del Dussehra, se celebran ferias (melas) al aire libre y grandes desfiles con figuras de los principales demonios del Ramayana: Ravana con sus diez cabezas, símbolo de la destrucción y las fuerzas del Mal, acompañado por su hijo Meghanada (Indrajit) y su hermano gigante Kumbhakarna.Muñecos de 15 metros de altura vivamente pintados, hechos con un marco de bambú cubierto de papel, que se visten y se llevan a través de la ciudad y luego durante los diez días de fiestas, se queman acompañados de fuegos artificiales para hacer aún más espectacular la quema.
En la década de 1960, el desplazamiento de la población rural hacia metrópolis cada vez más grandes, combinado con la acelerada secularización de la sociedad, llevó a variados esfuerzos por recuperar las raíces y crear fiestas comunitarias. Sin lugar a dudas el trabajo del Bread and Puppet Theater fue muy influyente, pero también hubo formaciones como la Welfare State International de Gran Bretaña que usaron gigantes básicamente para su trabajo, y también impartieron talleres y publicaron instrucciones sobre cómo construir y manejar figuras extra grandes.
Las figuras gigantes pueden consistir en tan sólo una cabeza ensamblada a un palo, con un largo traje cayendo desde los hombros para ocultar al operador.Los brazos pueden manejarse con varas sostenidas por el mismo operador, pero también a veces los pueden controlar otros manipuladores desde fuera.Pueden construirse estructuras más complejas sobre marcos ligeros, o incluso hechas de mimbre o de cestería.Cuando se trata de un volumen mayor, es común, especialmente hoy en día, que la figura se monte sobre un arnés llevado por el operador para disminuir el riesgo de dañarse la espalda.
Las marionetas gigantes rituales africanas son famosas aunque muchas han desaparecido. Los “títere-trompas”, instrumentos musicales antropomórficos de los Beembe de Mouyondzi, Congo Brazzaville (República del Congo), alcanzan una altura de 1,5 metros y están tallados en madera y ahuecados para crear un efecto de resonancia con el resuello de aquellos que los llevan. Muchas tribus pintan efigies de personas fallecidas como parte de la ceremonia funeraria. La tribu Pende lleva un muñeco mbambi de 6 a 10 metros de alto hasta lo más recóndito del bosque al final de una danza enmascarada, y luego se levanta en posición vertical.La figura está hecha de tela unida por anillos circulares de ramas de palma.La cabeza es una máscara barbuda y los brazos, sosteniendo espantamoscas, se animan usando el hilo atado al final de sus extremidades.
Entre los Bamana de Mali las figuras gigantes son especialmente evidentes.Sus cabezas son relativamente pequeñas en relación con un cuerpo que puede ser de casi 3 metros de altura, y su uso es más festivo que teatral o específicamente ritual.
En China, en Año Nuevo y otras ocasiones, grandes dragones giran, zigzaguean y bailan en las calles. Requieren de tres, cinco e incluso diez portadores que utilizan varas para manipular al dragón. En Japón, el formidable marote tradicional hinkoko, vestido con una larga bata de tela, consiste en una vara de manipulaciónvertical, en la parte superior de la cual hay una expresiva cabeza, y debajo una barra horizontal simulando los brazos.
En lo que podría ser considerado como el escenario “tradicional” de títeres, los gigantes figuran con frecuencia entre los personajes dramáticos, siendo grandes en relación con las otras figuras. Guerreros gigantes (a menudo con cabezas que se pueden abrir por la mitad) son comunes en las escenas de los pupi sicilianos, asimismo se pueden encontrar como figuras grotescas en el wayang kulit indonesio. En Europa las figuras de cabezudos son muy populares y se pueden encontrar en la mayoría de países. En la República Checa y Eslovaquia se les llama dupac, mientras que en la Gran Bretaña del siglo XIX adquirieron el nombre de un popular número de music-hall, el “(Perfect) Cure”. En Italia, el nombre habitual es nano-gigante (enano-gigante). El escenario de títeres siempre se ha prestado a jugar con las diferencias de estatura y escala, siendo un ejemplo muy conocido las producciones de Los viajes de Gulliver de Jonathan Swift, o del Starnuto di Ercole (El estornudo de Hércules) de Jacopo Martello.
En algunos casos, especialmente a principios del siglo XX, grandes marionetas se han combinado con intérpretes humanos. A menudo ambos se encuentran en el mismo escenario y las marionetas intervienen desde la estructura anexa del más tradicional arco de proscenio miniaturizado. En muchos casos las dimensiones del títere se incrementan para estar en armonía con el actor. Una consecuencia de esto es que a menudo el títere se convierte en uno de los medios de expresión teatral disponibles para los creadores de teatro. Cuando Siegfried de Wagner se puso en escena en la Ópera de París en 1902, Fafner se representó como un gigantesco títere dragón, y un cantante con un megáfono se colocó debajo de la estructura sobre la que se había montado.
El teatro de títeres como parte integral de una representación fue particularmente evidente en Edipo Rey de Igor Stravinski (1931) diseñado por Robert Edmond Jones. Los cantantes eran visibles como un coro masificado, mientras que los personajes principales eran marionetas de más de 3 metros de altura controlados con cuerdas por manipuladores desde un puente a más de 12 metros por encima del escenario, y también por operadores en escena utilizando varas. En 1967, el Stolichen Kuklen Teatur (Teatro Metropolitano de Marionetas) de Sofía (Bulgaria) en su Krali Marco (Rey Marco) usó enormes títeres de varilla que empequeñecían con éxito al intérprete humano.
Hoy en día hay un mayor uso de títeres y, a menudo, de figuras muy grandes en el contexto del espectáculo. En gran parte inspirado en el trabajo de calle del Bread and Puppet Theater, Ariane Mnouchkine con el Théâtre du Soleil presentaró a pequeñas marionetas junto con otras muy grandes en su producción 1789 (1970). En un momento del espectáculo, las figuras gigantes de Luis XVI y María Antonieta, manipulados con largas varas por encima de las cabezas de la audiencia mayoritariamente de pie, se precipitaron literalmente a través de la multitud tras su intento de fuga a Varennes. Aunque los gigantes se han utilizado sobretodo en obras de teatro experimental, también han sido incluidos por el teatro convencional en espectáculos como El Rey León y Warhorse, en el que figuras grandes, tales como elefantes y caballos, son a menudo controladas por más de un manipulador.
(Ver Marionetas Gigantes.)