Situada en Europa central, la República Checa (en checo: Česká Republika) con fronteras comunes, al oeste, con Alemania, Austria al sur, con Eslovaquia al este, y Polonia al nordeste. Desde que Checoslovaquia, formada en 1918, fue disuelta pacíficamente en 1993, sus dos estados se convirtieron en República Checa y en Eslovaquia. Hoy, la República Checa comprende los territorios históricos de la Bohemia, Moravia y la Silesia checa.
El arte del títere apareció en Bohemia probablemente en la Edad Media en ceremonias religiosas y fiestas populares. Según los documentos iconográficos existentes, se trata sobre todo de títeres digitales que actuaban en ferias y mercados. Durante el siglo XVII, artistas y compañías provenientes de Inglaterra, Países Bajos, Italia y más tarde Alemania, llegaron a las regiones checas representando junto con obras de teatro de actores, espectáculos de títeres (ver compañías itinerantes). Entre otros autores Johann Baptist Hilverding, Girolamo Renzi y Josef Anton Geissler, fueron los primeros titiriteros de esta época y numerosos artistas de teatro terminaron especializándose en títeres, añadiendo a sus repertorios géneros como las obras bíblicas, tragedias inglesas, comedias improvisadas italianas, libretos de óperas o incluso los Haupt- und Staatsaktionen, un género teatral de estilo barroco, que estaba en boga en Alemania y que ponía en escena obras heroicas, históricas y también cómicas con Hanswurst o personajes de la commedia dell’arte. Bohemia estuvo bajo el control de los Habsburgo desde 1526 (antes de perder totalmente su autonomía en 1620) y cuando la germanización alcanzó a los habitantes de las grandes ciudades, estos artistas daban la mayor parte de sus espectáculos en alemán.

El siglo xix

En la segunda mitad del siglo XVIII, cuando la resistencia a la germanización dio sus frutos, se crearon compañías itinerantes de nacionalidad checa, que recorrían las ciudades y pueblos de la Bohemia y daban a luz progresivamente a auténticas dinastías de titiriteros como las de los Maisner, los Kopecký, Fink, Dubskýy Kočka. Fue en esta época cuando Matĕj Kopecký se convirtió en el titiritero más famoso y emblemático de la escena checa. En el plano formal y visual, estos primeros titiriteros nacionales tenían como inspiración las tradiciones llamadas “barroco popular”, particularmente visibles en sus títeres de madera, que dejaban ver la mano de los artesanos especializados en escultura religiosa de estilo barroco. El titiritero manejaba la totalidad de sus títeres y hacía todas las voces, en una puesta en escena única, en la que la capacidad de movimiento limitada de los títeres de hilos se compensaba con su habilidad y la inventiva de los diálogos. En un principio, el repertorio eran artificiosas obras traídas por los titiriteros extranjeros: Faust, Geneviève de Brabant, Don Juan y Alceste pero a partir de principios del siglo XIX, se enriqueció con adaptaciones de dramas checos, particularmente con relatos de caballería, historias de picaresca u obras históricas y patrióticas llamadas “husitas” (como Jan Zizka u hradu Rabi Jan Zizka asediando el castillo Rabi). Las más interesantes eran obras anónimas como Posvícení v Hudlicích (La Feria de Hudlice), probablemente escrita especialmente para titiriteros. Pimprle era entonces un personaje cómico típico de estos espectáculos de títeres, seguido más tarde por el famoso Kašpárek. Además, los titiriteros populares jugaban un papel social importante en cuanto al desarrollo del sentimiento nacional; en la medida en la que eran casi los únicos representantes de la tradición teatral checa, presentes en las zonas rurales, transmitían al público de sus espectáculos, que eran ingenuos, sin gran conocimiento literario y estaban fuertemente cargados de emoción, y sacaban sus ideas de la Ilustración así como en el espíritu de renacimiento nacional. En la segunda mitad del siglo XIX, apareció una nueva forma de teatro de títeres en las ciudades, particularmente en Praga: las llamadas jesle (pesebre del niño Jesús); estos Nacimientos, presentados en un principio únicamente en Navidades, se convirtieron en un género completo. Pero en la misma época, el arte del títere tendió a aislarse, sin adaptarse a los rápidos cambios culturales que sufría el país y dirigiéndose principalmente a las partes menos educadas de la población. Además, incapaz de satisfacer las exigencias estéticas del reciente realismo debido a sus limitados medios de expresión, el teatro popular, aunque muy activo en la Bohemia desde fines del siglo XIX hasta los años 1950, se congeló en cuanto su forma y desarrollo. Con su renovado repertorio y sus innovaciones escénicas Jan Nepomuk Lašťovka (1824-1877) fue una figura excepcional. A partir de mediados del siglo XIX, se generalizaron las representaciones de espectáculos en pequeños escenarios familiares: numerosos artistas, como Mikoláš Aleš y Adolf Scheiner, así como aficionados con talento, crearon teatrillos para distraer a sus amigos o divertir a los niños. Su calidad permitió el nacimiento de un teatro amateur de alto nivel que se expandió en Bohemia a finales del siglo XIX. Entonces, el teatro de títeres se desarrolló en las escuelas y asociaciones (como la organización de educación física Sokol El halcón que se centró en el desarrollo intelectual y físico de sus miembros) dirigiéndose principalmente a los niños y presentando un repertorio compuesto esencialmente por cuentos de hadas. Por otro lado, en 1911 se creó la Asociación Checa de amigos del teatro de títeres para atraer la atención del público hacia el teatro amateur. Uno de sus miembros más activos fue Jindřich Veselý, quien contribuyó a este desarrollo con su trabajo de organización y sus publicaciones, en particular las revistas Český loutkář (El titiritero checo, 1912) que se convirtió en Loutkář (El Titiritero) en 1917 y que sigue siendo una de las principales revistas de información y análisis sobre el títere a nivel internacional. Finalmente, los padres, pedagogos, artistas visuales, escritores y actores comenzaron a interesarse más por este arte en el que las cualidades estéticas específicas eran cada vez más reconocidas.

El teatro de títeres entre las dos guerras

El arte del títere se desarrolló aún más intensamente tras la creación de la república de Checoslovaquia en 1918. Los teatros familiares habían pasado su época dorada con éxito (con la fabricación en serie de títeres y su decoración impresa de alta calidad, publicadas en numerosas ediciones) y más de dos mil compañías de amateurs presentaban regularmente sus espectáculos para niños de toda la joven república. Entre ellos citamos a Loutkové divadlo Umĕlecké výchovy (Teatro de títeres de enseñanza artística, 1914-54) dirigida por los pintore
Ota Bubeníček y Vit Skála, Loutkové divadlo Feriálních osad (Teatro de títeres de colonias de vacaciones, 1914-36) en Plzeň), ciudad en la que Josef Skupa estuvo activo desde 1917, Umělecké loutková scéna Říše loutek (El Reino de de los títeres), compañía creada por el escultor Vojtĕch Sucharda y la pintora Anna Suchardová-Brichová en 1920, y activa hasta hoy en día, así como el teatro de títeres Sokol Praha-Libeň (1923-39). Aunque estas compañías se pusieron por objetivo el desarrollo armonioso de los niños mediante medios estéticos, en Plzeň, Josef Skupa quiso más bien dirigirse a un público adulto de cabaret creando así sus personajes cómicos Spejbl y Hurvínek.
En la década de 1930, se impuso una nueva generación de titiriteros: Jan Malík, Erik Kolár, Vladimír Matoušek y Vladimír Šmejkal, que innovaron bajo la influencia de la poesía y del teatro vanguardistas. Estos creadores querían resaltar particularmente las posibilidades metafóricas y simbólicas de los títeres y reforzar el papel del director en estrecha colaboración con el escenógrafo. En 1930, las giras de la compañía de Josef Skupa fueron un éxito, mientras que JiŠří Trnka abrió en 1936 en Praga otro teatro profesional que no sobrevivió debido a sus dificultades financieras. Durante la Segunda Guerra Mundial y la ocupación alemana, el teatro de títeres checo consiguió mantenerse a pesar de las restricciones y las persecuciones contra sus artistas judíos. Algunos titiriteros como Skupa (que fue encarcelado) pudieron continuar su trabajo y el Teatro del Arte del Títere de Praga, creado en 1939 por Jan Malik, presentando obras basadas en la poesía checa.

Tras la Segunda Guerra Mundial

La mayoría de las compañías profesionales checas fueron fundadas a finales de los años 40 y principios de los 50, en estrecha relación con la ley sobre el teatro de 1948, que se convirtió en el marco legal de la compleja red de teatros subvencionados por el gobierno. En esta época, este género artístico pudo beneficiarse de una opinión favorable sobre todo debida al éxito que tuvo el teatro de títeres creado por Josef Skupa en Plzeňen 1930, la única compañía profesional, tanto dentro del país como en el extranjero. También fue decisiva en la creación de teatros profesionales checos la gira del Théâtre Central de marionnettes de Moscou Teatro central de Moscú (ver Gosudarstvenny Akademichesky Tsentralny Teatr Kukol imeni S.V. Obraztsova) en 1948-1948, sobre todo en la creación del Ustřední loutkové divadlo (Teatro central de títeres, hoy llamado Divadlo Minor) de Praga en 1950. En efecto, el teatro dirigido por Sergei Obraztsov tuvo una influencia determinante en la comunidad de titiriteros checos, así como en las decisiones oficiales. El titiritero ruso fue un ejemplo especialmente para Jan Malik y su Teatro central, en lo que concierne a la dramaturgia y las técnicas de manipulación, sobre todo de los títeres de varillas, que a partir de esta época se convirtieron en el principal tipo de títeres utilizados en la escena checa. Tras la guerra, Josef Skupa abandonó Pilsen y creó el Divadlo Spejbl a Hurvínek o Divadlo S+H (teatro fijo Spejbl y Hurvínek) (1945) en el que presentó una gran variedad de espectáculos destinados a la infancia y los jóvenes titiriteros pudieron trabajar en el seno del estudio de creación llamado Salamandr (Salamandra), con el fin de terminar con el monopolio de los títeres de hilos ejercicio hasta entonces e inventar nuevos temas. Efectivamente, la compañía Salamandr cambió la imagen de los títeres e influenció mucho al teatro de títeres checo en su conjunto. El Estado ofreció formación a los jóvenes titiriteros y en 1952 se creó el Loutkářská katedra (Departamento de arte del títere) en el seno de la DAMU – Divadelní fakulta Akademie múzických umění (Academia de artes del espectáculo (DAMU)) de Praga. El gobierno subvencionaba también revistas como Československý Loutkář (El titiritero checoslovaco) que publicaba artículos de numerosos historiadores y teóricos entre los que encontramos a Jaroslav Bartoš, Jan Malík, Erik Kolár y Miroslav Česal. El Teatro central de títeres desarrolló este nuevo medio de expresión con un repertorio conforme a los principios del realismo socialista, utilizando títeres de varillas que imitaban más fielmente los movimientos humanos. Sin embargo, tras la muerte de Stalin, el teatro pudo reanudar las tradiciones populares y encaminarse hacia fuentes de inspiración más modernas. Jan Malik trabajó entonces con el teórico y director Erik Kolár, que influenció mucho al Teatro Central con su mezcla de realismo y poesía, como en su famosa creación Slavík (El Ruiseñor, 1958). Otro teatro importante, fundado en 1949 en Brno, es el Loutkové divadlo Radost, en el que Josef Kaláb y Jarmila Majerová presentaron el famoso Zlatovlaska (Ricitos de oro) en 1953. Algunos artistas solistas pudieron seguir su trabajo en solitario: Josef Pehr se distinguió como titiritero de guante, con su personaje Pepičec, Jiři Jarošintrodujo la técnica del teatro negro, ya utilizada por artistas como Jiří Srnec, Jiří Středa y la pareja Lamka y Jiří Procházka, mientras que Elena Borisosova también aportó nuevas ideas con Tajemství zlatého klíčku (El secreto de la llave de oro, 1964).

Desde 1960 hasta hoy

A finales de la década de 1960, la mayor parte de los artistas checos habían abandonado el realismo socialista y se habían centrado decididamente en un teatro de creación. Además, del rol desempeñado por Karel Makonj y su Vedene divadlo (Teatro manipulado) con su peculiar utilización de maniquíes, títeres y actores, es necesario mencionar sobre todo tres compañías cuyo estilo marcó durante mucho tiempo las tendencias artísticas del teatro de títeres checo. El Divadlo Loutek (Teatro de títeres) fue creado por el escritor Loutek (Théâtre de marionnettes) fut créé par l’écrivain Jiří Filipi, pero tomó toda su influencia bajo la dirección de Oldrich Augusta, que lo rebautizó como Naivni divadlo Liberec (Teatro ingenuo). Entre los artistas de la compañía figuraban Jan Schmid, responsable de los espectáculos de cabaret; Pavel Polák; el decorador Pavel Kalfus, encargado del teatro para niños (y quien dio un impulso decisivo al festival Mateřinka inaugurado en 1973); así como Markéta Schartova, que dirigió la mayoría de las obras para adultos y niños como La princesa Turandot de Carlo Gozzi en 1982. En 1958l, Vladimír Matoušek fundó en Hradec Králové el Divadlo DRAK teatro DRAK con la colaboración del director Jiří Stšeda y del decorador y escultor František Vitek. Sin embargo, fue Jan Dvořak, director y dramaturgo, quien tomó la dirección artística efectiva del teatro. En 1964, Miroslav Vildman instituyó un nuevo estilo con la presentación de Pohádka z kufru (Cuento de hadas en torno a una maleta) de Jan Vladislav. La producción más distinguida de esos años fue Enšpígl (Till Eulenspiegel/Till l’Espiègle) de Bartek en 1974, con los decorados y títeres de František Vítek. En los años 80, Krofta tomó el control de la compañía, produciendo espectáculos particularmente distinguidos (PíseňŽivota, 1985, Kalevala, 1988) con Petr Matásec como decorador y Jiří Vyšohlid como compositor. También dirigió proyectos internacionales como La princesa Dagmar (1988), La Torre de Babel (1993) y Mor na ty vaše rody! (¡La Peste sea en vuestras dos casas!, 2001) inspirada en Romeo y Julieta de Shakespeare. La tercera compañía que tuvo una importancia central es la Divadlo Dĕti Alfa (Teatro para niños Alfa) fundada en Karlove Vary y reubicada en 1963 en Pilsen. Sus obras más famosas son Jan Žižka u hradu Rábí (Jan Žižka sitiando el castillo de Rábí, 1974) y Ze starých letopisů (Las antiguas crónicas, 1976) dirigido por Karel Brožek. Desde 1967, el teatro acogió la bienal del títere de Pilsen y en 1992, tomó el nombre de Divadlo Alfa (Teatro Alfa). Finalmente, la revolución del terciopelo de 1989 abrió nuevas vías al teatro de títeres, particularmente junto a las nuevas generaciones de artistas y nuevos temas hasta que la prohibición, sobre todo religiosa, hizo su aparición. Los titiriteros checos se organizaron desde los años 20, puesto que ellos dieron origen a la Unima (fundada en Praga 1929) y que Jan Malik fue el secretario general de 1933 a 1935 y de 1957 a 1972. También crearon numerosos festivales, en Pilsen a partir de 1967, en Liberec a partir de 1973 y en 1952 fundaron el festival de teatro de títeres amateur de Chrudim. Desde 1991, el escaparate nacional del teatro de títeres checo tiene por nombre Alguien voló sobre el nido del titiritero gracias al trabajo del centro checo de la Unima y desde 1995, el Spectaculo interesse reunió a los artistas durante un festival internacional en Ostrava. Por otro lado, se fundó el Muzeum loutkářských kultur, Chrudim (Museo del arte del títere) en 1972. En 1994, la nueva República Checa contaba con diez compañías profesionales de títeres con sus propios lugares de creación y talleres: los teatros S+H (Spejbl y Hurvínek) y Minor (antiguo Teatro Central) en Praga, el teatro Lampion en Kladno, el teatro Radost en Brno, el teatro Loutek en Ostrava, el Naivni en Liberec, el Pequeño teatro de České Budĕjovice, el teatro Alfa en Pilsen, el DRAK en Hradec Králové y el más reciente, Divadlo rozmanitosti (Teatro de Variedades) de Most desde 1987. Además, desde 1989, junto a los grandes teatros profesionales, aparecieron compañías independientes como Buchty a loutky (Pasteles y títeres), el teatro Continuo, el de los hermanos Forman (cuya Ópera barroca fue aplaudida en Europa y en Estados Unidos y cuyas innovaciones escénicas y espaciales son prometedoras), el Teatro Nacional de Títeres (con Don Juan de Mozart) y el teatro Líšeň. Estas jóvenes compañías, bien acogidas por el público y por la crítica, tanto en el país como en el extranjero, utilizan todas las técnicas de manipulación y se interesan de nuevo por los títeres tradicionales. La compañía Buchty a loutky no duda en provocar e innovar mezclando elementos post-modernos y secuencias de películas mientras que el teatro Continuo se puede comparar con el nuevo circo. Finalmente, las compañías amateurs continúan atrayendo a jóvenes estudiantes.
(Ver también Alois Tománek, Jan Švankmajer.)

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  • Loutkář [Titiritero]. Creado en 1917, ha aparecido con diferentes títulos y retomó su nombre en 1993. Redactor jefe: Nina Milíková. Artículos teóricos e históricos, retratos de artistas, críticos,  escenarios de obras, crónica del teatro de títeres en la República Checa y en el mundo, festivales. Bimensual, Praga.