Uno de los titiriteros catalanes más populares del siglo XX. Introductor del ‘Guignol lyonnais’ en Cataluña, su influencia es notoria en compañías de la llamada “renovación de los 70” como Putxinel·lis Claca o Titelles Baby. Nunca usó lengüeta (ver pito), opción que aportó gran variedad de registros tímbricos a sus personajes. Tras una infancia y adolescencia especialmente duras trabajó como dependiente y escaparatista en Barcelona, actividad que prosiguió en París entre 1907 y 1914, interrumpida por un breve paréntesis londinense en 1910. Al inicio de la Primera Guerra Mundial regresa a Barcelona. Vuelve a París en 1918 para que la bailarina Teresa Boronat, a quien representa, debute en “Follies Bergère”, y, a continuación, regenta un estudio de danza y el cabaret “Sevilla”. A los cincuenta años cumplidos aprende la técnica del guiñol con el matrimonio Thiessard y poco después inaugura su propio local (“Au Petit Moulin”) y su propio espectáculo (La vie fantastique de Guignol). En 1931 regresa definitivamente a Barcelona y sus funciones de guiñol seducen por igual a niños, intelectuales y artistas. En 1934 conoce a Teresa Riera (‘Teresina’), quien se convertirá en su ayudante y compañera sentimental.
Finalizada la Guerra Civil Española (1939) empiezan a itinerar por Cataluña y a finales de los años 40 poseen una barraca desmontable de 11 metros de fachada por 5 de fondo. Su repertorio se inspira en cuentos populares, sainetes costumbristas y obras literarias (Molière, Jules Verne, Conan Doyle, etc.). Entre sus personajes destacan ‘Tit’ (Guiñol en la versión castellana), ‘Tot’, ‘El Pispa’ (El Ladrón), ‘Isidro’ y ‘El Dimoni’ (El Diablo, personaje típico en las piezas catalanas para títeres). A guisa de alter ego, usaba el personaje ‘Polixinel·la’ como presentador. A la muerte de Didó, Teresina siguió un tiempo con el teatrillo ambulante y después legó títeres, guiones y los manuscritos con las memorias del titiritero al Institut del Teatre. Teresa Riera falleció en Barcelona el 22 de febrero de 1975.