Titiriteros cubanos. La asociación de los hermanos Caridad y José Camejo, más conocidos como Carucha y Pepe, fue pionera en el arte del títere cubano. Comenzaron sus carreras a muy temprana edad y fundaron su primer grupo de teatro de títeres itinerante en 1949 con títeres de tela, a los que posteriormente incorporaron papel maché. Comenzaron a actuar en fiestas infantiles en casas particulares y escuelas, y solían cobrar lo justo para cubrir los costes de transporte. En 1950 las Misiones Culturales les contrataron y salieron de gira con sus títeres por toda Cuba. De vuelta en La Habana, alquilaron un local en el que ofrecían espectáculos los fines de semana y en poco tiempo se encontraron actuando en la televisión cubana.

En 1952, el interés por el arte del títere había mejorado, especialmente en La Habana. En Mayari (Oriente), otro titiritero, Pepe Carril, fundó el Teatro de Muñecos. En 1956, los Camejos y Pepe Carril se asociaron, lo que supuso el nacimiento del Guiñol Nacional de Cuba. Su objetivo declarado era el de aunar a todos los titiriteros y consolidar un movimiento que pudiera fomentar la expansión de la cultura y tradiciones cubanas. Veían los títeres no sólo como un medio de entretenimiento para niños, sino también como una forma de arte con posibilidades infinitas capaz de interesar a todo el mundo. También durante eso años Pepe Camejo y Pepe Carill crearon y publicaron la revista Titeretada (1952-1957, 1959, 1965-1966).

En 1959, la revolución cubana trajo consigo grandes cambios en las perspectivas culturales y políticas del país. Este periodo fue testigo de la creación tanto del Consejo Nacional de Cultura como del Departamento Nacional del Teatro para la Infancia y la Juventud. Con la creación del lema “Títeres en parques y escuelas”, los títeres se expandieron por toda Cuba. Dada su experiencia, los Camejos fueron emplazados para organizar talleres y seminarios de formación para profesores, trabajadores culturales y otros candidatos capaces de crear grupos en todo el país.

A lo largo de su carrera los Camejos desarrollaron todas las tareas creativas implicadas en sus producciones. Adaptaban textos existentes para el teatro de títeres (Federico García Lorca, Javier Villafañe) y exploraban otras fuentes, tales como el folklore afrocubano, para crear nuevas obras para niños y adultos. Algunas de sus producciones más importantes son: Pelusín y los pájaros (1956), La Cenicienta (1965), e Ibeyi aña (1969) para niños; y Don Juan Tenorio (1965), Shango de Ima (1965), La Celestina (1967) y Yo, o Vladimiro Maiakovski (1970) para adultos. Diseñaban todos los aspectos de sus producciones, incluidos los títeres, para después fabricar, manipular y poner voz a sus creaciones.

En 1971, después de las sesiones del I Congreso Nacional de Educación y Cultura de La Habana, fueron destituidos como directores artísticos del Teatro Nacional de Guiñol (TNG, fundado en 1963), víctimas de los prejuicios morales y políticos, conforme a un proceso que se ha denominado “parametración”. En los 80, Carucha y Pepe se exiliaron y ambos fallecieron en Estados Unidos: Pepe Camejo en 1988 y Carucha en 2012. Su legado y los recuerdos de su trabajo en el TNG con Pepe Carril están siendo revisitados en la actualidad por una nueva generación de artistas teatrales en un esfuerzo por recuperar sus nombres, su talento y su legado.

(Véase Cuba.)

Bibliografía

  • Teatro de Títeres en Cuba, El. Carucha Camejo. Serie VII, Nº 11. Estudios de Teatro Escolar. Lima, Perú: Servicio de publicaciones del Teatro Universitario de San Marcos, 1977.
  • Martínez, Yanisbel. “Títeres en Cuba, entre el ocaso y la esperanza (1ª parte)”. En Titeresante [en línea], http://www.titeresante.es/2012/03/28/titeres-en-cuba-entre-el-ocaso-y-la-esperanza-1a-parte/
  • Salazar, Rubén Darío y Norge Espinosa Mendoza. Mito, verdad y retablo: El Guiñol de los hermanos Camejo y Pepe Carril. La Habana: Ediciones Unión, 2012.
  • Valdés Piña, Pedro. Acerca del arte titiritero cubano. Testimonios o notas para una Historia del Teatro de Títeres (Apuntes). La Habana, 1998.