Poeta francés. Pierre Albert-Birot conservó de su infancia en Angulema el recuerdo de los espectáculos de títeres que realizaba con sus primos; de ese modo, consagró una parte importante de su actividad teatral a la exploración de este arte. Matoum et Tévibar (1918, creado al año siguiente por el Teatro dei Piccoli, escenografía de Prampolini) y Matoum en Matoumoisie (1919, creado en 1937 por Roger Roussot, decorado de Serge Férat), están marcados por la influencia del espíritu nuevo de Apollinaire y por el futurismo italiano, ilustran con humor la victoria de la modernidad sobre el gusto excesivo por lo pasado. Tras una Scène birotechnique representada por Gaston Cony, en el Guignol des Buttes-Chaumont (1921), Pierre Albert-Birot adaptó Le Petit Poucet (Pulgarcito) para los Pajot-Walton’s, quienes lo representaron en el théâtre de l’Étoile, dirigido por Henri Gad y Philippe Soupault (1924), y después Le Mystère d’Adam (El misterio de Adam), basado en un texto anónimo del siglo XII para los títeres de teclado de Geza Blattner (1934). También hay que destacar el sketch Les Mains (Las manos), creado en 1938 por Roger Roussot, así como dos pequeñas farsas de Guignol: L’Anguille (La anguila) y Guignol veut s’enrichir (Guignol quiere hacerse rico).
Como en el caso del circo, el interés de Pierre Albert-Birot por el títere encontró su razón de ser en la insatisfacción que sentía con respecto al teatro de su época. Criticó el juego realista y psicológico de los intérpretes vivos y les ordenó que fueran al colegio de la convención poética tomando ejemplo del Guignol (Guignol école dramatique, Guignol escuela dramática, 1921), y pensaba en poner él mismo en escena «un actor de cartón que no sienta y que ande mal» (Théâtre, 1924). Con este objetivo adaptó Barbe-bleue (Barba Azul) y en 1925, experimentó la manipulación de títeres de 2 metros de alto en el escenario de Charles Dullin. Sin embargo, la falta de experiencia en este campo le impidió presentar su espectáculo.
Más allá de las obras que ha escrito para títeres, de sus posiciones estéticas y de sus proyectos de puesta en escena, la relación entre el títere y el actor vivo por parte de Albert-Birot, también tiene implicaciones dramatúrgicas: títeres, siluetas, sombras proyectadas, figuras enmascaradas y rellenas, manifiestan, en sus «dramas cómicos» de los años veinte, el poder imaginario poético en un universo de fantasía ligera, al mismo tiempo burlesco y familiar. Uno de sus dramas, L’Homme coupé en morceaux (El hombre cortado en trozos), se creó en 1979 para los títeres de Jean-Loup Temporal.
(Véase Francia.)
Bibliografía
- Albert-Birot, Pierre. Théâtre. 6 vols. Mortemart: Rougerie, 1977-1980.
- Plassard, Didier. L’acteur en effigie. Figures de l’homme artificiel dans le théâtre des avant-gardes historiques (Allemagne, France, Italie). Lausanne: L’Âge d’Homme/Institut International de la Marionnette, 1992.