Titiritero amateur francés. Su papel fue esencial para el reconocimiento de este arte y para la instauración de sus principales instancias francesas e internacionales. Durante la Segunda Guerra Mundial, en 1941, el joven Jacques Félix decidió junto a unos amigos, salir de aquel ambiente de paralización surcando los campos de las Ardenas, con algunas historias y algunos títeres rudimentarios en el bolsillo. Al poco tiempo, los jóvenes se separaron para huir del servicio de trabajo obligatorio impuesto por el bando ocupante, pero volvieron a juntarse en 1945 para crear, como amateurs, la compañía Petits Comédiens de chiffons (Los pequeños actores de trapo).

Más allá de la práctica, la pasión de Jacques Félix hizo de él una de las personas fundamentales del arte del títere en Francia y en el entorno internacional en el siglo XX. Muy implicado con la vida económica y cultural de la región Champagne-Ardenne, llevó a cabo eventos y estructuras que elevaron poco a poco la ciudad de Charleville-Mézières a un lugar específico en la evolución de este arte. Con la ayuda de sus convecinos, de profesionales y de la UNIMA, creó en 1961 el Festival internacional del títere, que se iría convirtiendo poco a poco en “mundial” y trienal (gestionado por los Petits Comédiens de chiffons) y tuvo un rol activo en la creación de UNIMA-France, ese mismo año. En 1981, consiguió los medios necesarios para la fundación del Instituto internacional del títere, y se convirtió en  su presidente. Más adelante, en 1987, lo nombraron presidente de la Escuela nacional superior de las artes del títere. Al mismo tiempo, fue durante veinte años (1980-2000) el secretario general de la UNIMA internacional.