Marionetista nacido en Paraguay de padres ingleses. A los diez años empieza a interesarse por los títeres influido por un espectáculo de Punch and Judy. En 1925 llega a Barcelona y en 1934 construye su primera marioneta. Funda la compañía Marionetas de Barcelona en 1944, con la que presenta una sucesión de obras para marionetas de hilo hasta 1957. Sus marionetas caen entonces en el olvido, metidas en húmedos almacenes, hasta que en 1973, el Institut del Teatre de Barcelona se interesa por ellas. A partir de este momento hasta su jubilación, Tozer imparte clases desde su Taller del Institut del Teatre, dónde se forman varias generaciones de titiriteros como Pepe Otal, Teresa Travieso, Jordi Bertrán, Ferran Gómez, entre otros. En su vida ha recibido importantes premios, como el Premi d’Honor Sebastià Gasch en 1987 i la Creu de Sant Jordi de la Generalitat de Catalunya. UNIMA Internationale lo nombra Socio de Honor como reconocimiento de su magisterio.
Como él mismo solía contar, su interés por las marionetas provenía de dos fuentes: el entusiasmo por los trenes en miniatura y por la palabra escrita. Esta afición por las manualidades le llevó a la marioneta de hilo, en cuya especialidad adquirió una enorme reputación internacional, gracias a los artículos que publicó en el Puppetry Yearbook. Estudió igualmente el llamado “títere catalán”, que dio a conocer al público internacional. Durante la Guerra Civil española, realizó representaciones de marionetas desde la ventana del comedor de su casa a los refugiados del barrio de la Barceloneta. A pesar de su gran reputación y maestría, nunca quiso convertirse en titiritero profesional, consciente las limitaciones y las servidumbres inherentes al oficio de titiritero. Escéptico y pesimista, dotado de un fino sentido del humor británico, siempre admiró la inconsciencia de los titiriteros actuales, que “sin saber nada de nada, se meten dónde los ángeles temerían pasar, y salen de ello victoriosos”.